Descubriendo cómo se manipula el discurso con el lenguaje de la posverdad para impedir el discernimiento.
Una propuesta para un acercamiento al lenguaje como un camino hacia la libertad, la salud y la conciencia.
Carme Jiménez Huertas, filóloga especializada en lingüÃstica
PRIMERA PARTE: el origen del lenguaje
En los primeros capÃtulos se introducen los temas que se desarrollan en la segunda y tercera parte del libro. En el primer capÃtulo se hace una breve definición de qué es la lengua y qué es el lenguaje. En el segundo y el tercero, se cuestiona el evolucionismo y se relativiza el generativismo: el lenguaje es demasiado complejo para haber surgido por azar y no todo está en los genes.
A continuación, en el cuarto capÃtulo se explica que la estructura cerebral está desplegada en tres módulos o niveles diferentes y superpuestos: el cerebro reptiliano (instintos básicos), el cerebro mamÃfero (emociones) y el cerebro humano (pensamiento lógico).
En el quinto, se presentan los cambios biológicos.Todos los componentes del aparato fonador que participan en el lenguaje, son multifuncionales y sirven para funciones no lingüÃsticas, como si se hubiera «reciclado» el material disponible preexistente adaptándolo a una nueva función. El desarrollo del cerebro se produjo de modo simultáneo a otros cambios en el organismo. Se explica que los primeros humanos tenÃan las áreas de Broca y de Wernicke desarrolladas por lo que su cerebro estaba genéticamente preparado para hablar. Y si hablaban significa que su cerebro procesaba la información externa no sólo en sensaciones e imágenes, también en palabras. Esto hace retroceder espectacularmente el origen del lenguaje, que se remonta a cientos de miles de años y probablemente incluso más.
En el sexto capÃtulo, se expone la relación que las mutaciones o saltos evolutivos tienen con la morfologÃa del hueso esfenoide. También se introducen conceptos como los dos niveles del ADN y la información que nos conecta a través de un campo mórfico.
Todos estos conceptos nos ayudan a comprender que la ciencia, convertida en una especie de religión que aplica sus dogmas —en los que se nos instruye desde la escuela y se nos programa desde la universidad—, marca los parámetros de lo que ha de ser nuestra concepción intelectual de un modo tan profundo que aceptamos las creencias dominantes sin cuestionarlas, defendiéndolas como propias.
El lenguaje está en la base de la transmisión del conocimiento; conforma el discurso público y funciona como un software (instalado en nosotros y que actúa a nivel consciente pero también inconsciente) que nos conmina a obedecer los intereses económicos de las élites; construye nuestros patrones cognitivos subconscientes con creencias y valores que nos llevan a acatar decisiones ajenas, incluso cuando van en nuestra contra. Estamos siendo manipulados a través del lenguaje hasta el extremo de haber relegado, olvidado y anulado nuestro potencial. Hemos de ser conscientes de ello y cambiar nuestro modo de pensar si queremos desprogramar los patrones que rigen nuestra existencia.