El día que las mujeres utilicen su derecho al disfrute de su propio cuerpo, habrán conseguido otra vez la libertad sexual, que durante miles de años disfrutaron durante la época matriarcal, de explorar y disfrutar de otros cuerpos, si es que así les apetecía.
Del tema sexual, como de casi todo lo demás temas, hay casi tantas opiniones como personas, pero estas opiniones varían en cada época concreta, debido a las tendencias económicas, culturales y religiosas, que predominan en cada momento dado.
El cambio del matriarcado al patriarcado, fue el fin de la libertad, económica, política y sexual, así, como de la propiedad común de las casas, de las tierras, así, como de todos los medios de producción que hasta entonces habían sido comunes a la pequeña aldea.
Igualmente fue el principio, de la explotación y la esclavitud en aquella época, para la gran mayoría de sus habitantes.
Estos dos tipos de sociedad eran totalmente antagónicas en sí mismas. Este cambio se produjo de forma casi imperceptible durante algunos miles de años. Posteriormente parece ser que avanzó más rápido, debido entre otras cosas a invasiones, migraciones, etc.
Aunque todavía quedan rastros en nuestra sociedad actualmente, de la antigua sociedad matriarcal. Como se puede comprobar en algunos pueblos, donde todavía tienen la tierra en común, ya sea para la explotación municipal de pinares, y de bosques donde pastan caballos y bueyes, o parcelas agrícolas comunales, otras zonas son de transición hacia el patriarcado, donde en algunos casos todavía se sortean las parcelas, por un periodo de tiempo. Para que no tengan siempre los mismos, las mejores tierras o las peores. Digo sociedad de transición, porque aunque los productos que sacan de cada parcela son privados, la propiedad de la tierra sigue siendo comunal.
¿Cuáles son a grandes rasgos, dentro de lo que sabemos, las diferencias más visibles entre el matriarcado y el patriarcado?
Eran dos sistemas de vida, que en nada se parecían. Cuando la antigua filosofía griega estaba en su apogeo, ya hacía mucho tiempo que había desaparecido de allí la sociedad matriarcal, pero no el recuerdo de la misma. Por este motivo, tenemos la suerte, de contar para éste caso, con los escritos de algunos de los más importantes filósofos de la Grecia antigua, que conocían a la sociedad matriarcal, con el nombre de republica natural.
Diógenes Laercio escribió: “Defienden que entre los sabios conviene que las mujeres sean comunes, de manera que cada uno use de la que le ocurra. Así lo escriben Zenón en su Política, Crisipo en su libro De la República, Dión el Cínico y Platón. “De esta forma amaremos con amor natural a todos los hijos, como si fuésemos padres de todos, y se quitarán adulterios y celos.”
Y el mismo Diógenes Laercio, nos decía de Diógenes: “Tenía por cosa pueril la nobleza, la gloria mundana y demás cosas así, diciendo son adornos de la malicia; y concluía que sólo la republica natural es la buena en el mundo. Decía que las mujeres debieran ser comunes, sin tener cuenta con el matrimonio; sino que cada cual usase de la que pudiese persuadir, y, por consiguiente, que fuesen también comunes los hijos”. (*)
Esta opinión de los antiguos filósofos griegos, no era otra cosa que el recuerdo de la antigua sociedad matriarcal, ya desaparecida en su tiempo.
En la época matriarcal, vemos la poca estima que sentían por cosas, como la gloria, la fama, y otras cosas más, relacionadas con la sociedad patriarcal. Los que nunca han tenido lujos y riquezas, y no los ha visto tampoco en los demás, no la suele echar mucho de menos.
El matriarcado por lo que sabemos, era una sociedad basada en la propiedad común de la aldea y de la tierra correspondiente a la misma, donde los hijos pertenecían a la comunidad, soliendo darles a los hijos el nombre de las madres, que normalmente era, el mismo nombre de la comuna donde habían nacido y vivido. Los hijos eran mantenidos y educados por la comunidad, pasando a ser parte de la misma. El sistema comunal matriarcal, no disponía de lujos, y trabajaban sólo para subsistir, pero eran libres, porque no tenían que trabajar nada más, que para la aldea, o sea, para ellos mismos. Tenían sus escasas necesidades básicas cubiertas, porque no tenían que trabajar para ningún señor, eran pobres, pero libres.
Con la sociedad patriarcal, poco a poco, fue desapareciendo la propiedad comunal. En lugar de trabajar para ellos mismos, como habían hecho en la sociedad matriarcal. Ahora tenían que trabajar para el Patrón o Señor. Y las tierras, pastos y casas que habían sido comunales, o sea, de todos, pasaron después también, a ser propiedad del Patrón o Señor. Igualmente, la libertad sexual que habían disfrutado desde siempre, se perdió también con la aparición de la propiedad privada, pues la propiedad privada se instituyó, para que los hijos del patrón pudieran ser los herederos de éste, y este fue casi con toda seguridad, el principal motivo para la implantación del patriarcado.
Y además, la paz que habían disfrutado en la sociedad matriarcal, desapareció con la llegada del Señor y de la propiedad privada. Esto era lógica consecuencia del nuevo sistema de sociedad. Porque a partir de entonces, tuvieron que enfrentarse a otros señores o jefes, y era inevitable que chocaran entre sí sus ambiciones de riqueza y poder, lo que ya no les permitió disfrutar de la paz, que habían disfrutado durante la época matriarcal.
Se dice y parece ser cierto, que en un momento determinado, eligieron a alguien de la comuna, por su habilidad o por su fuerza o inteligencia o por lo que fuera, para que dirigiera la comuna, y este es tanto el origen del Señor, como el de la propiedad privada, pues fue la propiedad privada, la que dio nacimiento al Señor como tal. Aunque parece, que en el caso concreto de nuestro país, fue la acumulación de ganado, la que creó un excedente de riqueza muy importante, como demuestran las palabras vasca e ibérica “abere”, que significa “animal doméstico”, de la que derivan la castellana “haberes” y la valenciana “havers”, que además del mismo origen, tienen también el mismo significado. La misma palabra “cuánto has ganado”, podría ser en su origen, “cuanto ganado tienes”.
Y así, con el paso del tiempo, ya no sólo tuvieron que trabajar para el patrón, pues la acumulación de riquezas necesariamente trajo consigo, la organización de la fuerza para defender la propiedad del señor. Y a medida que el señor iba acumulando más riqueza, ya no tenían que trabajar sólo para él, ahora tenían que trabajar también para sus lujos y caprichos, construir fortalezas, así, como desarrollar una fuerza armada. Abandonar la antigua religión natural, por una más autoritaria que ayudará a asentar la incipiente autoridad del Señor, sobre una tierra que ahora era suya. Pero que antes, había sido siempre comunal.
Pasaron de ser hombres libres y trabajar para ellos mismos en su propia tierra. A tener que trabajar o ser esclavos del jefe, en la misma tierra que había sido siempre de ellos, pero que ahora había sido usurpada por el jefe.
(*) Diógenes Laercio, Vidas de los más ilustres filósofos griegos, (tomo. II) págs. 27 y 79. Editado por Orbis. Barcelona. 1985.
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