Aukeratutako atala ◊ Atzapar ◊

• Asteartea, Otsaila 12th, 2013

Osagaiak: atz + amar

Esanahia: gizakiaren hatzak, “atzamarrak”

Bilakaera:

- “atz” + “amar”

-”atzamar”

Azalpena: “amar” osagai hori inguruko erromantze hizkuntzetan egoteak (calamar), edo beste hitzetan (karramarro) zera adierazten digu, jatorriz euskeratik datorrela.

Egilea: Jabier Goitia

Azalpen osagarria

Esta voz no es algo aislado; se repite en palabras que fueron euskĂ©ricas y que han salvado de la pĂ©rdida algunos romances cercanos y en el propio Euskera. Me refiero en concreto al cĂ©lebre “CALAMAR”, al pulpo o “AMARRATZ” (amorrotz mĂĄs corrientemente) y al modesto “CARRAMARR-O”, todas pertenecientes a animales con diez elementos prensiles  en simetrĂ­a homotĂ©cica pentagonal (como nuestras manos o pies).

Como antes, la explicación elemental es la canónica inteligente y buena. Atzamar no significa otra cosa que los diez dedos, de “ATZ” dedo y “AMAR”, diez.

El dedo, anatomĂ­a preciada donde la hubiera, ha tenido otros nombres simultĂĄneos a “atz”,  “beatz” (dedo del pie), “arr” y “erro”, estos dos Ășltimos mĂĄs destinados a describir su geometrĂ­a que la funciĂłn. Los dedos eran perdidos con cierta frecuencia en las primeras etapas de la civilizaciĂłn, como se comprueba en numerosos grabados y su valor era tan alto que en Euskera, las gracias se daban con esta expresiĂłn “esku errak eman”, esto es, se ofrecĂ­an los dedos de la mano (chocar la mano es un invento nuestro), que en esa versiĂłn se llamaban “errak”.

Al hilo de esta voz, los lingĂŒistas del grupo de J.L., no pierden la ocasiĂłn de sacar a relucir el “arrapa” y el “rappare” vascos como muestra de toma de prĂ©stamos de nuestra lengua, pero sus argumentos  no son convincentes.

Ya en el Diccionario de Terreros (1786), seguramente por influencia de Larramendi (1745), se decĂ­a exactamente: “Arrapar. V. arrebatar. Basc. Arrapatu”, sin embargo, Joan Corominas (1980) lo “borda” al asignarlo a su CatalĂĄn “arrapar” desde el Italiano “arrapare” y ambos del gĂłtico “hrapon. No hay porquĂ© ir tan lejos cuando el Euskera tiene en la escala silĂĄbica la explicaciĂłn canĂłnica:

“Ær” es un morfema indiscutible para indicar “terminal, prolongaciĂłn, raĂ­z, apĂ©ndice, dedo, tentĂĄculo
” y “pé”, subyaciente, “debajo de
”, de manera que cualquier aldeano de Amoroto sabe que “érpé”, se refiere a las garras de los felinos, cuyas uñas estĂĄn bajo el dedo. “Erpekada” es un arañazo  y “erpetu” (arrapatu) es afianzar la presa, sujetar al ratĂłn, totalmente diferentes de las uñas planas (y superiores) de los simios como nosotros.

De “érpé” ha salido la “arrapa” catalana, y la “zarpa” castellana.

A nuestros filĂłlogos de esta saga que o no saben esto, o sabiĂ©ndolo tratan de “hidrogenar” el “arrapatu” con una hache que nunca ha existido para acercarlo a “su modelo”, les esperan sudores frĂ­os. La epĂ©ntesis de la “a” inicial es lo que ha mudado el prĂ©stamo y le ha dado apariencia romana: “raptus”.

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• Ostirala, Otsaila 15th, 2013

Hemen Roslyn M. Frank-ek Lakarrak “atzapar” hitzari buruz egiten duen etimologia proposamenaren kontra egin du, zenbait arrazoi emanez:

“Otro ejemplo: La etimologĂ­a de atzapar propuesta por Lakarra. En el mismo trabajo (2009) Lakarra trae a colaciĂłn otras etimologĂ­as igualmente llamativas que, segĂșn Lakarra, ejemplifican el funcionamiento de distintas clases demetĂĄtesis consonĂĄnticas y en particular etimologĂ­as que parten de la regla de “la r a la derecha”. Y aquĂ­ volveremos a una secciĂłn que hemos citado con anterioridad:

“Mientras que el desplazamiento de -n-intervocĂĄlica a la derecha–previa nasalizaciĂłn de vocales yconsonantizaciĂłn posterior– estĂĄ bien descrito en Michelena 1977a, no ocurre otro tanto conmĂșltiples erres presentes en sĂ­labas iniciales y mediales (sean CCV, sean CVC) que desembocan en la final [
]“. (Lakarra 2009: 580)

Entre los ejemplos que da Lakarra para ilustrar esta regla de “la r a la derecha” hay elsiguiente donde la r  de “la forma canĂłnica” propuesta por Lakarra pasa al final delvocablo resultante:

*hatz-zarpa > hatzapar ‘garra’ (Lakarra 2009: 580)

Como se aprecia, para Lakarra el compuesto atzapar se basa en un primer elementoautĂłctono, la raĂ­z hatz ‘dedo’. Luego alega que este elemento autĂłctono en algĂșn momento –relativamente  reciente– se combinĂł con la palabra castellana zarpa aunque nomenciona que este Ășltimo vocablo tiene una etimologĂ­a nada segura por no decirtotalmente desconocida.

Pero vamos por partes. Para empezar, vemos que las palabras ‘garra, zarpa, uña (sentido propio y figurativo)’ se traducen en euskera por hatzamar / atzamar y su variantefonolĂłgica hatzapar / atzapar Y al agregarle el sufijo ‘interativo’ -ka, el compuesto adquiere el significado verbal de ‘arañando, escarbando, zarpeando, a manotazos; aarañazos’. Se emplea tambiĂ©n en expresiones como atzamarka egin ‘arañar’. Lo mĂĄs lĂłgico serĂ­a ver la expresiĂłn hatzamar (junto consu variante fonolĂłgica hatzapar ) como una forma compuesta y buscarle una explicaciĂłnpartiendo de la morfologĂ­a semĂĄntica del propio euskera.

En primer lugar, en compuestos como hatzamarka / hatzaparka, el sufijo euskérico -ka es bastante obvio y lo es tambiénla raíz hatz- dedo, algo que admite también Lakarra. Lo que falta es determinar cuål esel segundo elemento. La elección es entre -amar y -apar.

Y dado que las dos formas,tanto atzamar como atzapar, significan la misma cosa, el problema viene a ser buscar el nexo cognitivo que ligara los conceptos ‘garra’ y ‘dedo’. El primer paso en esta indagación será examinar más de cerca el desarrollo cognitivode la raíz hatz. Dicho de otra manera, para explorar la motivación cognitiva que dio lugara un compuesto en hatz-amar, es necesario investigar primero los significados que se leatribuyen a la raíz hatz.

SegĂșn Azkue, tiene dos acepciones. La primera es ‘rastro,vestigio, pisada’ yla segunda es ‘dedo’, siendo laprimera conceptualmente mĂĄs generalque la segunda, lo cual hace pensar que el significado de ‘dedo’ ha resultado de un proceso de reanĂĄlisis acompañado de ‘narrowing’ o estrechamiento del concepto abarcado en un principio por el vocablo, es decir, el concepto de ‘rastro, vestigio’. El proceso de cambio semĂĄntico es bastante transparente. Partiendo del concepto de ‘rastro,huella, pisada’ el enfoque cognitivo pasĂł a abarcar tambiĂ©n el objeto que causaba el ‘rastro, huella, pisada’.”

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