Osagaiak: atz + amar
Esanahia: gizakiaren hatzak, “atzamarrak”
Bilakaera:
- “atz” + “amar”
-”atzamar”
Azalpena: “amar” osagai hori inguruko erromantze hizkuntzetan egoteak (calamar), edo beste hitzetan (karramarro) zera adierazten digu, jatorriz euskeratik datorrela.
Egilea: Jabier Goitia
Azalpen osagarria
Esta voz no es algo aislado; se repite en palabras que fueron euskĂ©ricas y que han salvado de la pĂ©rdida algunos romances cercanos y en el propio Euskera. Me refiero en concreto al cĂ©lebre âCALAMARâ, al pulpo o âAMARRATZâ (amorrotz mĂĄs corrientemente) y al modesto âCARRAMARR-Oâ, todas pertenecientes a animales con diez elementos prensiles en simetrĂa homotĂ©cica pentagonal (como nuestras manos o pies).
Como antes, la explicaciĂłn elemental es la canĂłnica inteligente y buena. Atzamar no significa otra cosa que los diez dedos, de âATZâ dedo y âAMARâ, diez.
El dedo, anatomĂa preciada donde la hubiera, ha tenido otros nombres simultĂĄneos a âatzâ, âbeatzâ (dedo del pie), âarrâ y âerroâ, estos dos Ășltimos mĂĄs destinados a describir su geometrĂa que la funciĂłn. Los dedos eran perdidos con cierta frecuencia en las primeras etapas de la civilizaciĂłn, como se comprueba en numerosos grabados y su valor era tan alto que en Euskera, las gracias se daban con esta expresiĂłn âesku errak emanâ, esto es, se ofrecĂan los dedos de la mano (chocar la mano es un invento nuestro), que en esa versiĂłn se llamaban âerrakâ.
Al hilo de esta voz, los lingĂŒistas del grupo de J.L., no pierden la ocasiĂłn de sacar a relucir el âarrapaâ y el ârappareâ vascos como muestra de toma de prĂ©stamos de nuestra lengua, pero sus argumentos no son convincentes.
Ya en el Diccionario de Terreros (1786), seguramente por influencia de Larramendi (1745), se decĂa exactamente: âArrapar. V. arrebatar. Basc. Arrapatuâ, sin embargo, Joan Corominas (1980) lo âbordaâ al asignarlo a su CatalĂĄn âarraparâ desde el Italiano âarrapareâ y ambos del gĂłtico âhrapon. No hay porquĂ© ir tan lejos cuando el Euskera tiene en la escala silĂĄbica la explicaciĂłn canĂłnica:
âĂrâ es un morfema indiscutible para indicar âterminal, prolongaciĂłn, raĂz, apĂ©ndice, dedo, tentĂĄculoâŠâ y âpĂŠâ, subyaciente, âdebajo deâŠâ, de manera que cualquier aldeano de Amoroto sabe que âĂŠrpĂŠâ, se refiere a las garras de los felinos, cuyas uñas estĂĄn bajo el dedo. âErpekadaâ es un arañazo y âerpetuâ (arrapatu) es afianzar la presa, sujetar al ratĂłn, totalmente diferentes de las uñas planas (y superiores) de los simios como nosotros.
De âĂŠrpĂŠâ ha salido la âarrapaâ catalana, y la âzarpaâ castellana.
A nuestros filĂłlogos de esta saga que o no saben esto, o sabiĂ©ndolo tratan de âhidrogenarâ el âarrapatuâ con una hache que nunca ha existido para acercarlo a âsu modeloâ, les esperan sudores frĂos. La epĂ©ntesis de la âaâ inicial es lo que ha mudado el prĂ©stamo y le ha dado apariencia romana: âraptusâ.