Aukeratutako atala ◊ Libros-Informes-Videos ◊

• Lunes, Marzo 29th, 2021

María Magdalena en Iruña-Veleia

Paulo Arrieta Aizpuru:  \I/ Maddi ala IVAN \I/

https://youtu.be/s3Q4BbsQSR0

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• Domingo, Marzo 14th, 2021

Ponencia: 14_Luis_Silgo_Semblanza_de_D_Domingo_Fletcher
Video: https://youtu.be/hLpWQc67RC0

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• Martes, Febrero 02nd, 2021

Ponencia_Jabi_Goitia_La_llanura_euroasiática

Video: https://youtu.be/CZHom3lCPTU

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• Martes, Enero 08th, 2019

Luis Azkona nos ha enviado la última versión de su libro para que cualquiera pueda acceder a él:

El_ibérico_lengua_Uskeike_Substrato_del_Español_versión_01_01_2019_Luis_Azkona

Consta de 650 páginas y de un diccionario (pág. 584).

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• Lunes, Mayo 28th, 2018

Jabier Goitia después de 40 años estudiando la toponimia y profundizando en el euskera, ha publicado en Amazon su trabajo Diccionario etimológico crítico del castellano que consta de 18 libros:

Diccionario etimológico crítico del castellano

Tambien ha publicado la segunda versión de su libro: El ADN del euskera en 1.500 partículas

El conjunto de libros cuya descripción se puede ver en los videos que con gran detalle editó recientemente Alish y que a lo largo de los siguientes meses, espera atender  en el Blog  (http://eukele.com/ ) para quienes puedan desear cualquier tipo de aclaración o hacer observaciones a contenidos, procedimientos o carencias.

Arqueología del lenguaje 1/3
La arqueología del lenguaje 2/3

La arqueología del lenguaje 3/3

Goitia espera que “la falta de apoyos institucionales y la negativa de publicación de las editoriales que deberían atender este tipo de ensayos, acabe siendo un factor positivo para que las personas que sientan verdadero interés por la búsqueda de las raíces y de los comienzos de las lenguas, se encuentren a gusto al pensar que se abre una nueva opción.”

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• Domingo, Junio 16th, 2013

El informe “Lakarra a examen” elaborado por nuestra asociación sigue rompiendo todos nuestros datos de la web. Se ha triplicado el número de visitas, páginas vistas y clics y en abril y mayo ha habido 18.000 visitas, 240.000 páginas vistas y  500.000 ziztadas que decimos en euskera.

Prueba de ello es que si escribimos en Google Joseba Lakarra lleva más de un mes entre los primeros lugares. De los 19 puntos que tiene el informe, los más leídos son los siguientes:

15. Algunas propuestas chocan frontalmente con la cultura vasca, la historia y hasta con el genio del idioma: ogia = carne de perro?? http://euskararenjatorria.net/?p=8414

13. Algunas etimologías incurren en serios anacronismos. presepre > *barzepre > *bazper > bazter??

http://euskararenjatorria.net/?p=8406

12. Algunas evoluciones propuestas son insólitas. *goi-bar ‘arriba-debajo’ > *gwibar > *bi-z-bar > bizkar ??

http://euskararenjatorria.net/?p=8388

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• Lunes, Abril 29th, 2013

En capítulo 13 se mencionan algunos graves anacronismos de algunas de sus propuestas:

13. Algunas etimologías incurren en serios anacronismos

Según Lakarra la palabra bazter proviene del latín praesepe ‘pesebre’ por intermedio del castellano antiguo presepre, con una evolución presepre > *barzepre > *bazper > bazter (Lakarra 2011:105). Solamente por razones semánticas resulta problemática esta propuesta, ya que bazter tiene el significado principal de ‘esquina’, ‘orilla’, de los que se derivan los secundarios de ‘rincón’, ‘campo’, ‘tierra de labor’. Es verdad que en latín praesepe tenía las acepciones de ‘establo’, ‘habitación’ y que de ahí cabría plantear una evolución hacia ‘lugar’. Esto plantea no obstante muchos problemas, porque los testimonios más antiguos en toponimia parecen apuntar que el sentido de ‘esquina’ es el primitivo.

Uno de los puntos más débiles de la hipótesis de Lakarra es un detalle cronológico. Se nos dice que presepre es un término del castellano antiguo sin darnos fechas exactas ni precisar en qué textos conocidos se utilizaba esa forma. A partir de una información tan exigua podríamos deducir que por «castellano antiguo» se estará refiriendo al hablado en la Edad Media entre los siglos X-XIV. Sin embargo, no hemos podido encontrar ninguna cita de presepre en el Corpus del Nuevo Diccionario Histórico del Español (CNDHE), base de datos de la lengua castellana más completa en este momento, y lo que más se registra es pesebre[1], cuya primera cita se produce en 1200 en La Fazienda de Ultra Mar de Almerich. Paralelamente, si acudimos al DGV observamos que la primera cita de un caso del vasco bazter procede de 1070, en un topónimo Bazterrecoa del archivo del monasterio de Iratxe.

Esto quiere decir que bazter ya estaba totalmente formado para el siglo XI y seguramente llevaba bastante tiempo así. Tenemos por tanto una incongruencia. ¿Cómo es posible que pesebre o su enigmática variante presepre entrase en el euskera y se convirtiera tan rápidamente en bazter sin dejar indicios de pasos intermedios, a través de transformaciones fonéticas harto complejas? La palabra vasca sería además 130 años más antigua en la documentación que su supuesto antecedente castellano. No se explica tampoco que en el riojano Gonzalo de Berceo, influido por el vasco, existiera también pesebre (CNDHE) sin experimentar grandes cambios respecto a su antecedente latino praesepe, y en el euskera se hubiese producido semejante transformación. Estamos ante contradicciones de extrema gravedad.

Pero nos queda la pregunta fundamental a la que el profesor vizcaíno no ha dado todavía respuesta: ¿cómo es posible que tras supuestamente un breve periodo de meteórica transformación, bazter lleve como mínimo un milenio entero sin haber modificado ni un fonema su estructura? ¿A qué se debe que los préstamos llegados del latín o el romance viviesen dramáticas modificaciones para integrarse en el léxico vasco, y que a continuación se quedasen congelados sin alterarse apenas hasta ahora? A nuestro juicio ésta es una de las irregularidades más injustificables de toda la teoría, suficiente para dudar de su coherencia lógica.

Tres cuartos de lo mismo sucede con *abedulki ‘trozo de abedul’ > *abeulki > *abulki > aulki ‘silla’ (Lakarra 2011: 105). En este caso no se aporta dato etnográfico alguno de que las sillas de los vascos primitivos fueran exclusivamente de madera de abedul, ni se ofrecen paralelos semánticos en otras lenguas. Tampoco parece factible una simplificación fonética tan radical sin dejar rastro de pasos intermedios en la documentación. Además el castellano abedul es una palabra tardía, que no aparece hasta mediados del siglo 1745 en el Viaje a Galicia de Fray Martín de Sarmiento (CNDHE), y que desciende del latín betulla. Aunque abedul existiera desde mucho antes, *abedulki sólo se habría podido formar recientemente y con escaso tiempo para evolucionar a aulki. Según el DGV aulki aparece desde los primeros textos vascos tal y como lo conocemos ahora, lo cual va radicalmente en contra de la propuesta de Lakarra.

Otro caso parecido es el de la etimología para aiher ‘propensión’, ‘inclinación’ y ‘odio’, que Lakarra hace venir del francés craindre (Lakarra 2009a: 580), sin aportar referencia alguna a si esta forma estuvo en uso en un momento anterior a la aparición de aiher, datos inexcusables para justificar la etimología. El DGV recoge por el contrario la teoría apuntada por G. Bähr y aceptada finalmente por Mitxelena de que aiher tuvo en principio el valor topográfico de ‘inclinación’, ‘pendiente’, citándose el topónimo aragonés Ayerbe. Esta interpretación es seguida por Morvan, quien señala que el nombre de la villa de Ayherre y otros topónimos parecen demostrar la anterioridad del sentido topográfico frente al pasional de aiher (Morvan 1988: 1199). Dado que tanto Ayerbe como Ayherre surgen en citas medievales, de nuevo nos encontramos ante una seria incongruencia.

¿Cómo es posible que palabras euskéricas estabilizadas desde hace un milenio desciendan de términos romances que como mínimo se empleaban en las mismas fechas, o que incluso pueden ser posteriores? ¿Dónde están los pasos intermedios, y por qué en estos casos se produjo una evolución tan trepidante del romance al euskera, hasta el extremo de que bazter o aulki aparezcan antes que sus supuestos antecedentes románicos? Creemos que éste es uno de los puntos más inverosímiles de la teoría de Lakarra, que no tiene en cuenta principios diacrónicos elementales.

Las incongruencias temporales no se limitan al campo de los supuestos préstamos, sino que se extienden al léxico patrimonial, a veces con resultados —permítasenos la expresión— abracadabrantes. Para esne se ofrece la etimología *behi-seni-edabe (‘bebida o pócima del niño de la vaca’) > *(b)eh(i)-s(e)n(i)-e(d)a(b)e > *e(h)sn-eae > esne (Lakarra 2011: 106). Aparte de que a nivel fonético se propone un proceso de evolución extraordinariamente complicado y por tanto poco probable, a nuestro juicio se está cayendo en el abuso de mezclar palabras de diferentes épocas.

Behi aparece desde los primeros textos y la toponimia medieval en todos los dialectos, seni se observa solamente en la onomástica aquitana hace dos mil años, siendo sehi/sein sus descendientes en euskera moderno, y edabe es una palabra sólo del área occidental, cuya primera cita según el DGV se registra en el diccionario de Landuchius a mediados del siglo XVI. Creemos que en este caso se está intercalando una palabra bimilenaria del léxico aquitano entre dos que pertenecen a fechas más recientes. Es poco probable que las tres formas convivieran en un mismo momento temporal. Si admitiéramos tal extremo, nos encontraríamos ante el insólito hecho de que behi y edabe no habrían experimentado cambio alguno a lo largo de los milenios y seni por el contrario sí. La incongruencia de la propuesta salta a la vista. Además, ¿en qué tiempo y estado de la lengua se sitúa *behi-seni-edabe? ¿En el preprotoeuskera, protoeuskera, euskera arcaico, euskera medieval?


[1] Las búsquedas nos han aportado también presebre en 1276 y 1467, y presepe en 1411.

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• Domingo, Abril 28th, 2013

En el capítulo 11 se critita que no de importancia a la toponimia aquitana:

11. El método de trabajo de Lakarra no parece dar importancia a los datos de la onomástica aquitana

Para eihar se propone una evolución desde el latín cremare ‘quemar’ (Lakarra 2011: 106). No se dice nada acerca de la aparición en la Tabula Contrebiensis del antropónimo [ ]eihar, unánimemente aceptado como vasco arcaico por la presencia de H. La semejanza entre este nombre de persona y la palabra vasca al menos merecería algún tipo de reflexión. Para admitir como posible la etimología de Lakarra, como mínimo se debería demostrar que este nombre, datable con seguridad en el año 87 a.C., no tiene relación alguna con el eihar vasco, ya que si hubiese alguna vinculación por pequeña que fuera, la hipótesis de un préstamo latino quedaría anulada al instante. Junto a todo lo dicho, ya sólo por razones fonéticas la evolución cremare > eihar es harto improbable.

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• Sábado, Abril 27th, 2013

El capítulo diez critica que Lakarra no tome en cuenta todas las variaciones de los dialectos:

10. Lakarra no parece trabajar con todas las variantes dialectales de una palabra

Es costumbre sistemática que este investigador tome la palabra que procede a reconstruir atendiendo sólo a su forma batua, desentendiéndose de las diversas variantes empleadas en los dialectos. Por ejemplo, el verbo inarrosi se hace derivar de *e-da-ra-non-tz-i (Lakarra 2011: 108). Sin embargo, no se dice nada de la gran cantidad de variaciones que tiene este verbo, ni se explican las causas de tanta variabilidad.

Si tomamos el DGV encontramos las siguientes formas: iharrosi (ANerro, L-ain, BN; SP (-rroztea), Lar, VocBN, Dv, H), iharrausi (L, S; Arch VocGr, Gèze, H (BN)), inarrausi (iñ- H), iharrautsi (Lecl), inhaurretsi (-rrestea H (BN)), irardausi (V-ger-m; Aq 1440, H (G)), iardausi (Lar, Añ, H (V, G)), inarrusi (inh- Dv, iñ- Lar, Añ, H (V)), iharrusi, intarrosi (-th- BN-mix), inarrotsi (AN), iharrotsi, inhaurrosi, ilarrosi (AN; Aq 748 (-ll-, AN), LE Urt voc, H (AN)), idarrausi (Sal, R), idarratsi, inarrostu, irandausi (?), inaurrasi (Aq 1440 y 1470), illerrosi (AN-ulz), illorrosi, iñardausi (V, G, AN; Añ), igardausi (V-ger), igurdausi (V-arr-oroz), irdarausi (V-ple-arr-oroz), idarrosi (Sal; ZMoso 71), idardausi (V-m), jardausi (V-ger), ierrutsi (G-nav), iorrutsi (G-nav), iyerrautsi (G-nav), iyerrotsi (G-nav), ligurdausi (V-arr).

Consideramos que cualquier estudio etimológico debe tener en cuenta todas las presentaciones bajo las que aparece una palabra, y que cualquier protoforma que se postule debe poder dar explicación lógica a todas las variantes. De lo contrario estaríamos cayendo en peligrosas simplificaciones, así como en una falta de rigor científico inadmisible.

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• Viernes, Abril 26th, 2013

En el capítulo octavo se habla sobre la falta de coherencia con el estado del protoeuskera de hace 3.000 años:

8. El modelo reconstruido de preprotoeuskera no resulta coherente con el estado de las lenguas hace tres milenios

Atendiendo al punto de vista histórico-semántico, el panorama que nos ofrece la reconstrucción de las raíces CVC supuestamente genuinas no puede ser más llamativo por lo rudimentario. Según su modelo, el preprotoeuskera sólo disponía de un reducido número de palabras que expresaban ideas primarias: arriba, abajo, pequeño, negro, malo, crudo, poner, cerrar, macho, animal, etc. Ni rastro de conceptos complejos o abstractos, cosa que lo convertiría en un idioma apto únicamente para expresar mensajes elementales.

Si esta lengua reconstruida se habló según se propone mucho antes del año 500 a.C., quizás hace tres milenios, esto nos situaría en los tiempos que la arqueología ha denominado «Bronce Final», con lo que el preprotoeuskera habría sido contemporáneo del griego arcaico (hablado por los micénicos y continuado después en los poemas homéricos), el babilonio de Mesopotamia, o el egipcio de los Imperios Nuevo y Tardío.

Por tanto disponemos de abundante información sobre el estado de lenguas en aquella época, que eran sistemas aptos para una comunicación precisa, disponían de abundante vocabulario, términos abstractos, construcciones de frase elaboradas, etc. El griego micénico, por ejemplo, sin llegar a la complejidad del clásico, era un instrumento de comunicación perfectamente útil para una sociedad desarrollada, y con unos cuantos añadidos sería aprovechable incluso para nuestra civilización.

Aunque la Europa atlántica en la que se situarían presumiblemente los (pre)protovascos no alcanzaba el nivel tecnológico del oriente mediterráneo, las investigaciones arqueológicas han demostrado que las sociedades pirenaicas y de sus alrededores fueron mucho más complejas de lo que se pensaba hace unas décadas. La fachada atlántica constituyó durante la Edad de Bronce un vasto espacio de comercio e intercambios por vía marítima, desde las Islas Británicas al Guadalquivir, lo cual demuestra un cierto desarrollo socioeconómico. Es la época en la que se construyeron los abundantes crómlechs pirenaicos, de los que se deduce la existencia de una religión con elaborados rituales y tradiciones acerca del mundo espiritual.

Los modelos reconstruidos de protoindoeuropeo y protosemítico se retrotraen hasta el 3000 a.C. aproximadamente, dos milenios antes del supuesto preprotoeuskera, y hasta para estas lenguas hipotéticas utilizadas en sociedades con menor nivel tecnológico que el de los preprotovascos, podemos reconstruir un amplio vocabulario para comunicar conceptos complejos.

Por el contrario, en el caso del preprotoeuskera no conocemos pistas de cómo se expresaban ideas tan cotidianas para gentes de aquellas épocas como espada, comercio, tratado, alianza, ley, castigo, delito, matrimonio, celebración, cerámica, guerra, paz, venganza, honor, estaño, cobre (ni siquiera la de metal en general), sacerdote, sacrificio, crómlech, ritual, oración, maldición, embarcación, dios, jefe, vasallaje, siervo, libre, artesano, orfebre, etc.

Una forma de garantizar la plausibilidad del modelo de (pre)protovasco reconstruido por Lakarra sería demostrar que al menos algunas de las raíces reconstruidas eran aptas para elaborar discursos acerca de nociones complejas: un tratado comercial, una oración religiosa, una declaración de leyes, la fabricación de una herramienta de bronce… Las raíces, derivados y compuestos del protoindoeuropeo y protosemítico presentan suficiente diversidad para ello, mientras que los preprotoeuskera y protoeuskera de Lakarra no cuentan ni siquiera con muchas pistas acerca de su gramática, sintaxis, aspecto y tiempo del verbo, etc. En tales condiciones, mientras no se dé explicación al problema de cómo expresaban los (pre)protovascos los conceptos habituales de la época, la lengua reconstruida por el profesor de la UPV es inadmisible por su exagerado primitivismo.

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