Aukeratutako atala ◊ Informes ◊

• Domingo, Junio 16th, 2013

El informe “Lakarra a examen” elaborado por nuestra asociación sigue rompiendo todos nuestros datos de la web. Se ha triplicado el número de visitas, páginas vistas y clics y en abril y mayo ha habido 18.000 visitas, 240.000 páginas vistas y  500.000 ziztadas que decimos en euskera.

Prueba de ello es que si escribimos en Google Joseba Lakarra lleva más de un mes entre los primeros lugares. De los 19 puntos que tiene el informe, los más leídos son los siguientes:

15. Algunas propuestas chocan frontalmente con la cultura vasca, la historia y hasta con el genio del idioma: ogia = carne de perro?? http://euskararenjatorria.net/?p=8414

13. Algunas etimologías incurren en serios anacronismos. presepre > *barzepre > *bazper > bazter??

http://euskararenjatorria.net/?p=8406

12. Algunas evoluciones propuestas son insólitas. *goi-bar ‘arriba-debajo’ > *gwibar > *bi-z-bar > bizkar ??

http://euskararenjatorria.net/?p=8388

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• Lunes, Abril 29th, 2013

En capítulo 13 se mencionan algunos graves anacronismos de algunas de sus propuestas:

13. Algunas etimologías incurren en serios anacronismos

Según Lakarra la palabra bazter proviene del latín praesepe ‘pesebre’ por intermedio del castellano antiguo presepre, con una evolución presepre > *barzepre > *bazper > bazter (Lakarra 2011:105). Solamente por razones semánticas resulta problemática esta propuesta, ya que bazter tiene el significado principal de ‘esquina’, ‘orilla’, de los que se derivan los secundarios de ‘rincón’, ‘campo’, ‘tierra de labor’. Es verdad que en latín praesepe tenía las acepciones de ‘establo’, ‘habitación’ y que de ahí cabría plantear una evolución hacia ‘lugar’. Esto plantea no obstante muchos problemas, porque los testimonios más antiguos en toponimia parecen apuntar que el sentido de ‘esquina’ es el primitivo.

Uno de los puntos más débiles de la hipótesis de Lakarra es un detalle cronológico. Se nos dice que presepre es un término del castellano antiguo sin darnos fechas exactas ni precisar en qué textos conocidos se utilizaba esa forma. A partir de una información tan exigua podríamos deducir que por «castellano antiguo» se estará refiriendo al hablado en la Edad Media entre los siglos X-XIV. Sin embargo, no hemos podido encontrar ninguna cita de presepre en el Corpus del Nuevo Diccionario Histórico del Español (CNDHE), base de datos de la lengua castellana más completa en este momento, y lo que más se registra es pesebre[1], cuya primera cita se produce en 1200 en La Fazienda de Ultra Mar de Almerich. Paralelamente, si acudimos al DGV observamos que la primera cita de un caso del vasco bazter procede de 1070, en un topónimo Bazterrecoa del archivo del monasterio de Iratxe.

Esto quiere decir que bazter ya estaba totalmente formado para el siglo XI y seguramente llevaba bastante tiempo así. Tenemos por tanto una incongruencia. ¿Cómo es posible que pesebre o su enigmática variante presepre entrase en el euskera y se convirtiera tan rápidamente en bazter sin dejar indicios de pasos intermedios, a través de transformaciones fonéticas harto complejas? La palabra vasca sería además 130 años más antigua en la documentación que su supuesto antecedente castellano. No se explica tampoco que en el riojano Gonzalo de Berceo, influido por el vasco, existiera también pesebre (CNDHE) sin experimentar grandes cambios respecto a su antecedente latino praesepe, y en el euskera se hubiese producido semejante transformación. Estamos ante contradicciones de extrema gravedad.

Pero nos queda la pregunta fundamental a la que el profesor vizcaíno no ha dado todavía respuesta: ¿cómo es posible que tras supuestamente un breve periodo de meteórica transformación, bazter lleve como mínimo un milenio entero sin haber modificado ni un fonema su estructura? ¿A qué se debe que los préstamos llegados del latín o el romance viviesen dramáticas modificaciones para integrarse en el léxico vasco, y que a continuación se quedasen congelados sin alterarse apenas hasta ahora? A nuestro juicio ésta es una de las irregularidades más injustificables de toda la teoría, suficiente para dudar de su coherencia lógica.

Tres cuartos de lo mismo sucede con *abedulki ‘trozo de abedul’ > *abeulki > *abulki > aulki ‘silla’ (Lakarra 2011: 105). En este caso no se aporta dato etnográfico alguno de que las sillas de los vascos primitivos fueran exclusivamente de madera de abedul, ni se ofrecen paralelos semánticos en otras lenguas. Tampoco parece factible una simplificación fonética tan radical sin dejar rastro de pasos intermedios en la documentación. Además el castellano abedul es una palabra tardía, que no aparece hasta mediados del siglo 1745 en el Viaje a Galicia de Fray Martín de Sarmiento (CNDHE), y que desciende del latín betulla. Aunque abedul existiera desde mucho antes, *abedulki sólo se habría podido formar recientemente y con escaso tiempo para evolucionar a aulki. Según el DGV aulki aparece desde los primeros textos vascos tal y como lo conocemos ahora, lo cual va radicalmente en contra de la propuesta de Lakarra.

Otro caso parecido es el de la etimología para aiher ‘propensión’, ‘inclinación’ y ‘odio’, que Lakarra hace venir del francés craindre (Lakarra 2009a: 580), sin aportar referencia alguna a si esta forma estuvo en uso en un momento anterior a la aparición de aiher, datos inexcusables para justificar la etimología. El DGV recoge por el contrario la teoría apuntada por G. Bähr y aceptada finalmente por Mitxelena de que aiher tuvo en principio el valor topográfico de ‘inclinación’, ‘pendiente’, citándose el topónimo aragonés Ayerbe. Esta interpretación es seguida por Morvan, quien señala que el nombre de la villa de Ayherre y otros topónimos parecen demostrar la anterioridad del sentido topográfico frente al pasional de aiher (Morvan 1988: 1199). Dado que tanto Ayerbe como Ayherre surgen en citas medievales, de nuevo nos encontramos ante una seria incongruencia.

¿Cómo es posible que palabras euskéricas estabilizadas desde hace un milenio desciendan de términos romances que como mínimo se empleaban en las mismas fechas, o que incluso pueden ser posteriores? ¿Dónde están los pasos intermedios, y por qué en estos casos se produjo una evolución tan trepidante del romance al euskera, hasta el extremo de que bazter o aulki aparezcan antes que sus supuestos antecedentes románicos? Creemos que éste es uno de los puntos más inverosímiles de la teoría de Lakarra, que no tiene en cuenta principios diacrónicos elementales.

Las incongruencias temporales no se limitan al campo de los supuestos préstamos, sino que se extienden al léxico patrimonial, a veces con resultados —permítasenos la expresión— abracadabrantes. Para esne se ofrece la etimología *behi-seni-edabe (‘bebida o pócima del niño de la vaca’) > *(b)eh(i)-s(e)n(i)-e(d)a(b)e > *e(h)sn-eae > esne (Lakarra 2011: 106). Aparte de que a nivel fonético se propone un proceso de evolución extraordinariamente complicado y por tanto poco probable, a nuestro juicio se está cayendo en el abuso de mezclar palabras de diferentes épocas.

Behi aparece desde los primeros textos y la toponimia medieval en todos los dialectos, seni se observa solamente en la onomástica aquitana hace dos mil años, siendo sehi/sein sus descendientes en euskera moderno, y edabe es una palabra sólo del área occidental, cuya primera cita según el DGV se registra en el diccionario de Landuchius a mediados del siglo XVI. Creemos que en este caso se está intercalando una palabra bimilenaria del léxico aquitano entre dos que pertenecen a fechas más recientes. Es poco probable que las tres formas convivieran en un mismo momento temporal. Si admitiéramos tal extremo, nos encontraríamos ante el insólito hecho de que behi y edabe no habrían experimentado cambio alguno a lo largo de los milenios y seni por el contrario sí. La incongruencia de la propuesta salta a la vista. Además, ¿en qué tiempo y estado de la lengua se sitúa *behi-seni-edabe? ¿En el preprotoeuskera, protoeuskera, euskera arcaico, euskera medieval?


[1] Las búsquedas nos han aportado también presebre en 1276 y 1467, y presepe en 1411.

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• Domingo, Abril 28th, 2013

En el capítulo 11 se critita que no de importancia a la toponimia aquitana:

11. El método de trabajo de Lakarra no parece dar importancia a los datos de la onomástica aquitana

Para eihar se propone una evolución desde el latín cremare ‘quemar’ (Lakarra 2011: 106). No se dice nada acerca de la aparición en la Tabula Contrebiensis del antropónimo [ ]eihar, unánimemente aceptado como vasco arcaico por la presencia de H. La semejanza entre este nombre de persona y la palabra vasca al menos merecería algún tipo de reflexión. Para admitir como posible la etimología de Lakarra, como mínimo se debería demostrar que este nombre, datable con seguridad en el año 87 a.C., no tiene relación alguna con el eihar vasco, ya que si hubiese alguna vinculación por pequeña que fuera, la hipótesis de un préstamo latino quedaría anulada al instante. Junto a todo lo dicho, ya sólo por razones fonéticas la evolución cremare > eihar es harto improbable.

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• Sábado, Abril 27th, 2013

El capítulo diez critica que Lakarra no tome en cuenta todas las variaciones de los dialectos:

10. Lakarra no parece trabajar con todas las variantes dialectales de una palabra

Es costumbre sistemática que este investigador tome la palabra que procede a reconstruir atendiendo sólo a su forma batua, desentendiéndose de las diversas variantes empleadas en los dialectos. Por ejemplo, el verbo inarrosi se hace derivar de *e-da-ra-non-tz-i (Lakarra 2011: 108). Sin embargo, no se dice nada de la gran cantidad de variaciones que tiene este verbo, ni se explican las causas de tanta variabilidad.

Si tomamos el DGV encontramos las siguientes formas: iharrosi (ANerro, L-ain, BN; SP (-rroztea), Lar, VocBN, Dv, H), iharrausi (L, S; Arch VocGr, Gèze, H (BN)), inarrausi (iñ- H), iharrautsi (Lecl), inhaurretsi (-rrestea H (BN)), irardausi (V-ger-m; Aq 1440, H (G)), iardausi (Lar, Añ, H (V, G)), inarrusi (inh- Dv, - Lar, Añ, H (V)), iharrusi, intarrosi (-th- BN-mix), inarrotsi (AN), iharrotsi, inhaurrosi, ilarrosi (AN; Aq 748 (-ll-, AN), LE Urt voc, H (AN)), idarrausi (Sal, R), idarratsi, inarrostu, irandausi (?), inaurrasi (Aq 1440 y 1470), illerrosi (AN-ulz), illorrosi, iñardausi (V, G, AN; Añ), igardausi (V-ger), igurdausi (V-arr-oroz), irdarausi (V-ple-arr-oroz), idarrosi (Sal; ZMoso 71), idardausi (V-m), jardausi (V-ger), ierrutsi (G-nav), iorrutsi (G-nav), iyerrautsi (G-nav), iyerrotsi (G-nav), ligurdausi (V-arr).

Consideramos que cualquier estudio etimológico debe tener en cuenta todas las presentaciones bajo las que aparece una palabra, y que cualquier protoforma que se postule debe poder dar explicación lógica a todas las variantes. De lo contrario estaríamos cayendo en peligrosas simplificaciones, así como en una falta de rigor científico inadmisible.

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• Viernes, Abril 26th, 2013

En el capítulo octavo se habla sobre la falta de coherencia con el estado del protoeuskera de hace 3.000 años:

8. El modelo reconstruido de preprotoeuskera no resulta coherente con el estado de las lenguas hace tres milenios

Atendiendo al punto de vista histórico-semántico, el panorama que nos ofrece la reconstrucción de las raíces CVC supuestamente genuinas no puede ser más llamativo por lo rudimentario. Según su modelo, el preprotoeuskera sólo disponía de un reducido número de palabras que expresaban ideas primarias: arriba, abajo, pequeño, negro, malo, crudo, poner, cerrar, macho, animal, etc. Ni rastro de conceptos complejos o abstractos, cosa que lo convertiría en un idioma apto únicamente para expresar mensajes elementales.

Si esta lengua reconstruida se habló según se propone mucho antes del año 500 a.C., quizás hace tres milenios, esto nos situaría en los tiempos que la arqueología ha denominado «Bronce Final», con lo que el preprotoeuskera habría sido contemporáneo del griego arcaico (hablado por los micénicos y continuado después en los poemas homéricos), el babilonio de Mesopotamia, o el egipcio de los Imperios Nuevo y Tardío.

Por tanto disponemos de abundante información sobre el estado de lenguas en aquella época, que eran sistemas aptos para una comunicación precisa, disponían de abundante vocabulario, términos abstractos, construcciones de frase elaboradas, etc. El griego micénico, por ejemplo, sin llegar a la complejidad del clásico, era un instrumento de comunicación perfectamente útil para una sociedad desarrollada, y con unos cuantos añadidos sería aprovechable incluso para nuestra civilización.

Aunque la Europa atlántica en la que se situarían presumiblemente los (pre)protovascos no alcanzaba el nivel tecnológico del oriente mediterráneo, las investigaciones arqueológicas han demostrado que las sociedades pirenaicas y de sus alrededores fueron mucho más complejas de lo que se pensaba hace unas décadas. La fachada atlántica constituyó durante la Edad de Bronce un vasto espacio de comercio e intercambios por vía marítima, desde las Islas Británicas al Guadalquivir, lo cual demuestra un cierto desarrollo socioeconómico. Es la época en la que se construyeron los abundantes crómlechs pirenaicos, de los que se deduce la existencia de una religión con elaborados rituales y tradiciones acerca del mundo espiritual.

Los modelos reconstruidos de protoindoeuropeo y protosemítico se retrotraen hasta el 3000 a.C. aproximadamente, dos milenios antes del supuesto preprotoeuskera, y hasta para estas lenguas hipotéticas utilizadas en sociedades con menor nivel tecnológico que el de los preprotovascos, podemos reconstruir un amplio vocabulario para comunicar conceptos complejos.

Por el contrario, en el caso del preprotoeuskera no conocemos pistas de cómo se expresaban ideas tan cotidianas para gentes de aquellas épocas como espada, comercio, tratado, alianza, ley, castigo, delito, matrimonio, celebración, cerámica, guerra, paz, venganza, honor, estaño, cobre (ni siquiera la de metal en general), sacerdote, sacrificio, crómlech, ritual, oración, maldición, embarcación, dios, jefe, vasallaje, siervo, libre, artesano, orfebre, etc.

Una forma de garantizar la plausibilidad del modelo de (pre)protovasco reconstruido por Lakarra sería demostrar que al menos algunas de las raíces reconstruidas eran aptas para elaborar discursos acerca de nociones complejas: un tratado comercial, una oración religiosa, una declaración de leyes, la fabricación de una herramienta de bronce… Las raíces, derivados y compuestos del protoindoeuropeo y protosemítico presentan suficiente diversidad para ello, mientras que los preprotoeuskera y protoeuskera de Lakarra no cuentan ni siquiera con muchas pistas acerca de su gramática, sintaxis, aspecto y tiempo del verbo, etc. En tales condiciones, mientras no se dé explicación al problema de cómo expresaban los (pre)protovascos los conceptos habituales de la época, la lengua reconstruida por el profesor de la UPV es inadmisible por su exagerado primitivismo.

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• Miércoles, Abril 24th, 2013

En el capítulo sexto se mencionan los cambios frecuentes que han ido sufriendo algunas de sus etimologías:

6. El modelo de reconstrucción de algunas palabras ha cambiado a veces radicalmente a lo largo de los años, lo cual revela gran inseguridad en las conclusiones así como una continua improvisación

La andadura de la teoría de la raíz monosilábica se inició en 1995, y en estas casi dos décadas de trabajo salta a la vista que se han producido grandes modificaciones sobre la marcha. Aunque el profesor de la UPV tiene la tendencia de presentarnos sus ideas como un modelo de reconstrucción exacto y fiable, lo cierto es que las dudas, rectificaciones y bandazos constantes han venido caracterizando su trabajo. Como explica el propio Lakarra, en cierta ocasión sólo tres años después de presentar una serie de etimologías ya se vio obligado a reconocer algunos errores:

“En un trabajo en homenaje a de Rijk (Lakarra, 2002b) reuní una serie de etimologías que en su mayor parte habían sido presentadas anteriormente y con las que todavía me siento, en general, conforme. Junto a bases de reduplicaciones parciales (…), aislaba allí formas como *gi, *la y *sa en gibel «hígado, detrás», gizen «grueso», lagun «compañero», labain «resbaladizo», sabel «vientre», samin «dolor profundo», etc. Es con estas últimas con las que no estoy ahora de acuerdo y considero que no debí presentar tales propuestas pues van contra el fundamento mismo del paradigma reconstructivo en el que estoy embarcado: la forma canónica de la raíz” (Lakarra 2005: 427-428).

No es éste el único caso en el que el profesor experimenta cambios de opinión. En 2009 en pleno discurso de entrada en Euskaltzaindia hizo derivar alu del latín ualuu, pero en 2011 rectifica y lo hace derivar por el contrario del también latino aluu (Lakarra 2011: 104). Más radicales son las vacilaciones en otras etimologías, en las que se pasa de postular el origen en un préstamo a derivar las palabras de un término patrimonial antiguo, o las que suceden cuando, aun manteniendo su defensa de la antigüedad de una palabra, inventa nuevas etimologías a cuál más imaginativa. Ejemplo paradigmático de lo primero es el caso de ard(a)o ‘vino’, para el que propuso inicialmente un origen castellano en arándano > ardano > ard(a)o, mientras que últimamente considera que procede de una protoforma *e-da-ra-dan-o (Lakarra 2011: 23, 104), formada por raíces protovascas.

Ejemplo de la segunda forma de proceder es lo propuesto para ezker, que ahora, frente a lo dicho anteriormente, propone derivar de *her-tz-gu-ger. En sus propias palabras «Lakarra (2002)-n *ez-ger proposatu nuen baina hori ezin liteke ongi izan, ezeztapena *eze baitzen» (Lakarra 2011: 106). Nos sorprende mucho que la nueva propuesta del profesor de Gasteiz, que en teoría debería ser más perfecta y fiable, resulte ser más rebuscada que la anterior y por tanto menos creíble.

En otras ocasiones la provisionalidad en sus reflexiones es tal, que el autor tiene que realizar matizaciones de ultimísima hora, estando el artículo a punto de imprimirse:

“87. Despues de entregado este trabajo a la imprenta caigo en la cuenta (cf. n. 79) que un *e-dazun (cf. e-n-zun ‘oir’, con repercusion de -n-) es a *e-da-don > [> jagon‘cuidar, vigilar’] como e-ra-bili‘utilizar’ a e-ra-n-zun ‘contestar’ (mismo comentario que en e-n-zun); de ahi, por metatesis (cf. iduri‘ parecer’ o ediren‘encontrar’en Lakarra 2006c y 2007a), llegariamos a *ezadun > ezaun y solo luego de ahí (no al reves) ezagun, con la -g- que soluciona el hiato tambien en nagusi ‘mayor, amo’, bigun‘debil’, egarri ‘sed, sediento’, igerri ‘adivinar’, el jagon ya citado y en bastantes más que quisiera estudiar en otro lugar (cf. Lakarra en prep.-1)” (Lakarra 2008: 330).

Con tantas vacilaciones, nos preguntamos con el debido respeto si la expresión «guztiz desbideratua» (Lakarra 2011: 108), que utiliza para definir su primera etimología de itsaso, no podría ser aplicada a toda su teoría.

Es natural que una teoría en construcción sea un proceso en el cual se van modificando algunos puntos de vista con el tiempo. Lo malo es que los bandazos que ha dado estos años no parecen animarlo a defender sus ideas con mayor prudencia, y a la hora de criticar teorías alternativas emplea su modelo de reconstrucción como si fuese una teoría asentada.

Por ejemplo, el profesor de Gasteiz ha pretendido refutar las propuestas de investigadores de probada solvencia en el estudio del idioma ibérico, que identifican el ibero laur con el lau(r) vasco (Ferrer i Jané, Orduña Aznar). Según Lakarra este parecido es simple casualidad, ya que lau(r) procede supuestamente de labur por medio de una evolución *da-bur > labur > laur.

Años antes había defendido una evolución completamente diferente desde *laC-ahur > laur, que el propio autor termina admitiendo como “injustificable” (Lakarra 2010: 213-214). En este último artículo se puede observar en general un gran desorden de ideas, innumerables vacilaciones, arrepentimientos de etimologías anteriormente expuestas, deficiencias argumentativas, etc. Todo lo cual no impide al filólogo vizcaíno asegurar en sus conclusiones:

“Creemos que nuestro trabajo muestra una vez más la inverosimilitud de las hipótesis vasco-ibéricas, entendidas bien como relación genética entre ambas lenguas, bien como prestamos debidos a un contacto lingüístico significativo constatable entre ellas” (Lakarra 2010: 191).

A nuestro juicio, consideramos criticable que Lakarra tenga el valor de afirmar que ha logrado refutar las interpretaciones de estudiosos que trabajan sobre fuentes epigráficas reales, en base a un artículo redactado de forma caótica, esgrimiendo hipótesis controvertidas y etimologías tan precarias que tuvieron que ser abandonadas un tiempo después de ser enunciadas.

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• Sábado, Mayo 04th, 2013

“En este post hay la posibilidad de bajar el informe completo o también de accecer a cada punto de dicho informe, para poder hacer una lectura mas pausada. Ha habido muchos comentarios (en la parte de euskera), aunque algunos están en castellano.

Este informe ha sido enviado a varias entidades, entre ellas a Euskaltzaindia y a la Dirección de la UPV-EHU. Además, continuaremos dándo difusión a los informes de Roslyn M. Frank y Mari Pilar Alonso, que junto a éste, han iniciado un debate sosegado y profundo, necesario en estos momentos donde tenemos en juego la investigación del euskera en la próxima década.

Con este informe no queremos dar e entender, ni muchísimo menos, que estamos en contra de todo el trabajo realizado por Joseba Lakarra. Tal como los miembros de la Comisión para el Esclarecimiento de Iruña-Veleia de nuestra asociación han dicho en sus muchas gestiones y se recordó en el I. Congreso Internacional de Iruña-Veleia celebrado el pasado noviembre en Gasteiz:

“Nosotros hemos comentado más de una vez el mérito de Lakarra. Y es que en estos 25 años, ha sido el único que ha intentado superar a Mitxelena. Y, aunque solo sea por haberlo intentado, hay que reconocerle el trabajo que ha hecho. Pero si todo aquello que ha creado queda sin valor, él debería haber sido el primero en reconocerlo y haber comenzado a trabajar por nuevos senderos y no, tal y como ha hecho, diciendo que son falsas y montando, junto a otros compañeros de la Facultad de Letras, el montaje de la falsedad. Dicha actitud, cuando se realicen las dataciones, seguramente acabará con su prestigio y con todo su trabajo profesional.”

Y no solo eso. El trabajo que ha realizado en la recopilación y difusión de textos antiguos no solo hay que agradecérselo, sino que hay que decir claro y alto que han sido una ayuda muy grande en la investigación del euskera.

Como es lógico este informe también se le ha enviado al Sr. Lakarra invitándole a que nos diera su opinión. Le hemos ofrecido sitio en esta web para que su respuesta tuviera la presencia adecuada.  Hicimos lo mismo en el I. Congreso Internacional de Iruña-Veleia donde invitamos a Núñez, Gorrochategui y Lakarra a que nos dieran sus puntos de vista. Por desgracia no participaron y tuvimos que resumir nosotros/as sus informes.

Señoras y señores, esta abierto el debate sobre la teoría del protoeuskera de Lakarra:

1. Informe completo: Joseba Lakarra a examen

2. Informe por partes:

0. Muy importante: informe que pone en tela de juicio el protoeuskera de Lakarra

1. La teoría de raíz monosilábica es demasiado atrevida

3. Falta el correspondiente proceso de revisión crítica

3. Solamente reconstrucciones teóricas

4. Constante autocitación

5. Falta de sistematización

6. Cambios frecuentes en sus etimologías

7. Uso excesivo del comparativismo metodológico

8. No resulta coherente con el estado de la lengua de hace 3 milenios

9. La teoría de raíz monosílaba tiene serias deficiencias

10. No toma en cuenta las vaciaciones dialectales

11. No da importancia a la toponimia aquitana

12. Algunas evoluciones propuestas son insólitas

13. Algunas etimologías incurren en serios anacronismos

14. Rompe el principio de la regularidad

15. No toma en cuenta la cultura vasca

16. No interpreta siempre las palabras correctamente

17. No ayuda en la reconstrucción de la onomástica aquitana

18. Peligro de pensamiento único

19. Conclusiones y bibliografia

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• Viernes, Septiembre 28th, 2012

En su blog Europa Indigena, Gillermo Piquero habla de la historia del euskera, mencionando diferentes autores: Mujika, Venneman, Oppenhaimer, Arnaiz…

Sobre el antiguo origen del euskera

“La mayor parte de los lingüistas están de acuerdo en afirmar que el euskera es la lengua viva más antigua de Europa Occidental. Su antigüedad se remonta como mínimo a tiempos neolíticos, aunque algunas evidencias lingüísticas demuestran que su origen puede estar mucho más atrás.

Así por ejemplo, la raíz “haitz” (piedra) está presente en el nombre de varias herramientas que desde tiempo inmemorial la humanidad ha conocido fabricadas en metal, pero que los vascos aun siguen denominando como si fueran útiles paleolíticos: Aizkora (hacha), aizto (cuchillo), aitzurra (azada) o zulakaitz (punzón).

Otro vocablo antiquísimo es la raíz “ur”, que hoy traducimos como agua, pero que en su origen (y como apunta el lingüista Imanol Mújica) pudo significar materia viva. Así, con la raiz “ur” se forman “lur” (tierra), “elur” (nieve), “zur” (madera), “haur” (niño), “hezur” (hueso), “euri” (lluvia)…

También es muy antigua la raíz onomatopéyica “iz” que significa energía o luz, de la cual derivan, “izar” (estrella) izan (verbo: ser), “izadi” (naturaleza), izaki (criatura viviente), izpiritu (espiritu), izaera (carácter, modo de ser), izorra (embarazada), izotz (hielo: literalmente energía fría).

Éstas, y otras muchas evidencias, han llevado a afirmar a numerosos lingüistas e historiadores que la lengua vasca puede considerarse heredera directa de la lengua que hablaban las gentes que habitaron hace 15.000 años las cuevas de Altamira, Ekain o Lascaux durante la última glaciación.”

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• Martes, Abril 30th, 2013

En el capítulo 15.  se comenta que algunas propuestas van frontalmente contra la cultura, historia y el genio del idioma:

15. Algunas propuestas chocan frontalmente con la cultura vasca, la historia y hasta con el genio del idioma

Detengámonos un momento en la etimología de ogi ‘pan’. Según el profesor esta palabra viene de hor ‘perro’ y el sufijo -gi mediante un proceso *hor-gi > *hohgi > *ohgi > ogi (Lakarra 2011: 110). Como apoyo a sus hipótesis cita el refrán de fines del siglo XVI Ogiagaz ura, oragaz eroen elikatura ‘pan y agua, alimento de los locos y el perro’.

El estudioso no parece entender que se trata de una expresión jocosa, en la que en ningún caso se enuncia que el pan a secas sea el alimento por excelencia de los perros, sino por el contrario se enuncia que a los seres trastornados o subordinados por la sociedad se les condena una alimentación deficiente, que no se tienen muchas contemplaciones con ellos. No existe ninguna sociedad donde el pan haya sido considerado alimento por excelencia de los perros, sino que desde siempre se ha tomado como el alimento básico del ser humano.

Es inconcebible que los vascos antiguos definieran al pan como alimento perruno, cuando precisamente existe el dicho popular Ogiaren gastatzea bekatü da (Azkue 1935: 254). Por otra parte, si analizamos en profundidad la etimología de Lakarra a nivel filológico, aún resulta más inaceptable. Según el autor ese -gi procede de un antiguo prefijo gi- que significaba ‘materia, trozo, carne’, que se convirtió en sufijo evolucionando hasta -ki (Lakarra 2011: 77). El caso es que este último cuando se añade a un animal manifiesta un sentido concreto: con eper da lugar a eperki ‘carne de perdiz’, txerriki es ‘carne de cerdo’, oilaki ‘carne de gallina’, y xakurki ‘carne de perro’. Según este modelo, *horgi habría significado para los vascos arcaicos, protovascos o preprotovascos algo así como ‘carne de perro’. A menos que nuestros antepasados adulterasen los panes con restos de animales, ponemos en seria duda que se pudiese inventar semejante expresión para definir al pan.

Hay muchos más aspectos en los que la propuesta se demuestra muy poco creíble. El DGV cita la existencia de citas de (h)or en las que se presenta una -a constitutiva, por lo que parece que la forma primitiva fue (h)ora. Es posible por tanto que la palabra surgiera como deverbativo de oratu ‘morder’[1], como una raíz extraída del verbo, siguiendo un proceso oretu/oratu ‘hacer masa, hacer presa’ (cf. *lohi-tu ‘coger cuerpo’ > lotu ‘atar’, ‘sujetar’, ‘agarrar’) > (g)oratu ‘agarrar’, ‘asir’, ‘morder’ > ora- ‘mordedor’, ‘que muerde’ > (h)ora/(h)or ‘perro’.

Si así fuera, dado que el sufijo -tu, según la opinión más generalizada, procede del supino latino, no podríamos aceptar la existencia de hor(a) para épocas anteriores a la romanización, ni en el preprotoeuskera, el protoeuskera ni aun siquiera en el euskera arcaico. En este sentido ignoramos en qué marco cronológico clasifica Lakarra la formación de *horgi, ya que como de costumbre no indica nada al respecto.

El DGV indica que ogi en los dialectos septentrionales presenta la acepción de ‘trigo’, ‘campo de trigo’. Desde nuestro punto de vista consideramos que habría que investigar primero si no fue éste el significado original de la palabra, ya que la evolución semántica desde ‘trigo’ a ‘pan’ es mucho más razonable que la que se propone desde ‘carne de perro’. El mismo diccionario aporta la palabra ogitza ‘montón de granos de trigo’, según Azkue propia de Baztán y Roncal. En nuestras indagaciones hemos podido encontrar un caserío Ogitza en Elorrio, que existe como poco desde 1515 (Bidart 2006: 95), en el que existía un importante molino. Suponemos que esto sería una prueba contundente de que al principio ogi también significó ‘trigo’ en el extremo occidental, pues el caserío recibiría su nombre de los montones de cereal almacenados para la molienda.

No pretendemos dictar a nadie cuál debe ser la etimología correcta para ogi, ni mucho menos queremos jugar a ser mejores filólogos que los profesores de Gasteiz. Solamente tratamos de resaltar las graves deficiencias de la propuesta de Lakarra (que hace poco caso a infinidad de aspectos cruciales), recordando que existen vías alternativas que merecen ser estudiadas. Si no tomamos en consideración todos los datos que nos pueden ayudar a reconstruir la historia de cada palabra, de nada sirven las buenas intenciones vertidas en la memoria del proyecto Monumenta Linguae Vasconum acerca de la profesionalidad, toma en consideración de todas las variantes dialectales, periodización de la lengua, etc.


[1] Para oratu el profesor vizcaíno propone su derivación desde el castellano coger (Lakarra 2009b: 44), lo cual no pasa de ser otra etimología insólita y poco creíble.

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• Lunes, Mayo 27th, 2013

En este tercer post Jaime Martín propone una pequeña lista de palabras relacionadas, con su correspondiente propuesta de evolución.

Así mismo, para poder entender mejor esa evolución, ha añadido previamente unas notas sobre la pronunciación del dogón.

Antes de dar diez ejemplos de cada apartado, hace unas breves aclaraciones:

signo :                               indica:

`     sobre vocal               tono bajo

´    sobre vocal                tono alto

:     después de vocal    vocal larga

ê      vocal anterior de tercer grado de abertura

ô    vocal posterior de tercer grado de abertura

>    después de una forma       evoluciona a

*     antes de una forma            posible reconstrucción

Primera lista de palabras relacionadas:

a)  I: La forma dogon es más antigua que la vasca.

Dogón       Euskera Significado     Propuesta evolutiva

yêlê              el(du)        venir, llegar       >* (y)ele > * el(e) > el

tondoy        ontzi         vasija, recipiente  >* (t)ondoy >* ond(o)y > ontzi

vàda             eda(tu)     extender              >* (v)ada > eda ( por disimilación )

ápala            afal(du)    cenar                    >* afala >* afal(a) > afal

nendyo       entzun      oír                          >* endyon >* endyun > entzun

gêlegêle      girgil         cascabel               >* girigili >* gir(i)gili >* girgil(i) > girgil

và:ru            aro            tiempo, momento >* (v)aru  >* aru > aro

mondyu      motz        feo                            >* mo(n)dyu >* motzu > motz

ársêgê     (h)aragi carne                >* ar(s)ege >* arege >* arage (asimilación ) > aragi

youyou       oihu        grito                          >* (y)ouyou >* o(u)you > ohiu

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