En las jornadas sobre Iruña-Veleia y el Cristianismo, Jorge ha hecho una aportación que dará mucho que hablar en el futuro: propone que el origen de lo que hoy día entendemos como cristianismo se creó hace miles de años al mismo tiempo que la civilización surgía en el cantábrico. De hecho, era imprescindible al trabajo en común y el ayudarse mutuamente, es decir, anteponer el interés común al individual, para poder sobrevivir miles y miles de años. Que los calvarios de Iruña-Veleia sean anteriores a los de Roma y Jerusalén sería una prueba de ello.
En su opinión una de las pruebas de esta teoría la tenemos en la simbología del cristianismo: la cruz y, más concretamente, el crismón o símbolo de Cristo. Jorge cree que ha sido el símbolo principal de los pueblos astur-cantabros-vascos desde el inicio de los tiempos. Por un lado tenemos el lábaro cantabro (cruz oblicua o griega) y por otro lado la cruz de la bandera de San Pelayo de Asturias (vertical o latina). En esta última aparecen las letras alfa y omega que también aparecen a menudo en el Crismón.
En tercer lugar tenemos la bandera de Navarra y la ikurriña creada por los hermanos Arana basándose en la cruz del escudo de Bizkaia (vertical) y la de San Andrés (oblicua). En ambas banderas Jorge dice que tenemos la doble cruz, la vertical y la oblicua, igual que en gran parte de los crismones.
1. En la parte superior: un crismón encontrado en el norte de la península cuyo texto indica: “Bracaros vascontes”. Al lado una piedra encontrada por Jorge en una playa de San Vicente de la Barquera, después de que tras el gran temporal de hace 2 años empezaran a aflorar en la playa piedras que Ribero-Meneses sostiene que datan del paleolítico inferior, en razón a que aparecen asociadas a millares de herramientas que proceden, incontestablemente, de ese remoto período de la prehistoria y entre las que no aparece ni una sola que pertenezca ni al paleolítico superior, ni al neolítico. Las dos imágenes estan tomadas de su libro sobre el cristianismo.
2. Los símbolos astur-cantabro-vascos: Labaru o Lábaro, la Cruz de San Pelayo de Asturias, la de Navarra, el escudo de Bizkaia (ver la cruz detrás del árbol) y la Ikurriña.
3. La cruz de Borgoña (que representó al estado español-castellano y también símbolo de los requetés).
Jorge no comentó en la charla pero siguiendo su propuesta habría que comentar que los tres pueblos surgidos a partir de la emigración del refugio vasco-cantábrico después de la glaciación, también tienes cruces como símbolo: Irlanda, Inglaterra y Escocia: una vertical (Inglaterra) y dos oblicuas (Irlanda en rojo y Escocia en azul), que juntas dieron como símbolo la bandera de Gran Bretaña.
Al crear la Ikurriña, Sabino Arana escribió lo siguiente en la revista Euzkadi [9]
Hay una singular coincidencia entre los dos símbolos: la bandera de los bizkainos nacionalistas (ikurriña) y las dos que adoraban los gentiles vascos: la cruz vertical y la oblicua. La primera representa el sol y para los nacionalistas de hoy día simbolizaría a Dios; la segunda representaba la luna y para los nacionalistas actuales sería la Constitución de las antiguas leyes de Bizkaia.
En Wikipedia se recoge que para el DRAE el lábaro romano es sinónimo de crismón. Aquí hay que mencionar la posibilidad de que los romanos tomaran la palabra “labaro” de los cántabros ya que en oponión de algunos investigadores el término “labaro” (“labaru” en cántabro), podría ser una variante del “lauburu” por sus cuatro elementos, con lo que el origen de esta palabra no hay que descartar que sea cantábro.
Crismón es la denominación de la más usual de las representaciones del cristograma o monograma de Cristo: XP. El DRAE lo da como sinónimo de lábaro, el estandarte de los emperadores romanos, que a partir de Constantino I el Grande lo incorporaba.
Consiste en las letras griegas Χ (chi) y Ρ (rho), las dos primeras del nombre de Cristo en griego: Χριστός (Khristós -”el ungido”-). En otras versiones, la Ρ se sustituye por la Τ (tau) haciendo así una pequeña cruz latina. El crismón aparece a veces acompañado de otros elementos, como las letras α (alfa) y ω (omega), la primera y la última del alfabeto griego, que representan a Cristo como principio y fin de todas las cosas
Resumen: 04-Jorge_Ribero_Meneses Pruebas concluyentes del origen cantábrico del cristianismo legitiman los hallazgos de Iruña-Beleya
Extracto del texto:
El caso es que fieles al “método Altamira” inaugurado por los clérigos franceses que (para evitar que se hundiera el dogma católico que atribuía cinco mil años a la “creación del mundo por dios”), “decretaron” que las pinturas rupestres de Altamira habían sido pintadas por su descubridor, el montañés Marcelino Sanz de Sautuola…, varios catedráticos “latinistas y vaticanistas” que tienen sus poltronas en la universidad del País Vasco, “decretaron” a su vez que los revolucionarios hallazgos que en torno a los años 2006 y 2007 se produjeron en el yacimiento alabés de Iruña-Beleya eran una “impostura” fraguada por el director de esas excavaciones, Eliseo Gil y por todos o casi todos los miembros de su equipo…
Es el mismo “argumento” al que viene recurriendo la iglesia católica, apostólica y romana desde hace no pocas centurias, cada vez que en la península ibérica se produce un descubrimiento arkeológico que pone en flagrante evidencia que el cristianismo existía en España muchos miles de años antes, no ya de que Cristo naciera sino de que vieran la luz la ciudad de roma y el propio imperio romano.
Como tales hallazgos y descubrimientos ponen de manifiesto la colosal impostura sobre la que se asienta la Iglesia de Roma, cada vez que aparece una nueva prueba que desenmascara ese impresionante fraude, el pontífice de turno y sus adláteres “decretan” la supuesta “falsedad” de esos hallazgos y condenan al ostracismo, al descrédito, al aislamiento social y a la miseria a quienes los realizan…
Ya nadie recuerda hoy, por ejemplo, que Marcelino Sanz de Sautuola, el descubridor de Altamira, murió de pena, de soledad, de deshonor y de vergüenza, víctima del odio que esos clérigos franceses sembraron por doquier respecto a él, secundados y coreados, ¡cómo no!, por sus dóciles y mansuetos colegas hispanos…
Y éste que suscribe llevaría ya muchos años enterrado y vituperado, si no fuera porque tiene a la razón histórica de su parte…
Mención del cristianismo. Hay que recordad que Jorge Ribero-Meneses fue la única que persona mencionó también el tema del cristianismo tras la expusión de Lurmen en diciembre del 2008: Manifiesto de Jorge Ribero-Meneses sobre Beleia
Cabría especular con la posibilidad de que los autores de los revolucionarios hallazgos de Beleia persiguieran otra suerte de beneficio, de índole científica, en el supuesto de que los conocimientos aportados por el material arqueológico exhumado refrendasen sus postulados históricos pero, lejos de ser así, toda la información proporcionada por los grafitos de Beleia socava la Ciencia de sus descubridores, al poner en tela de cuanto hoy cree saberse respecto al origen de las lenguas romances, de la antigüedad del Euskera o, incluso, del propio Cristianismo.
Libro. Jorge Ribero Meneses ha publicado un libro sobre este tema: El cristianismo nació a orillas del Cantábrico, en el Paleolítico Inferior. Tiene un coste de 65 € (gastos de envío incluido) y para solicitarlo se envía un SMS al 606.688.137 indicando número de ejemplares, nombre y apellidos y la dirección. El libro se paga contra-reembolso.
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