Aukeratutako atala ◊ Iruñea (Pamplona) ◊

• Miércoles, Marzo 27th, 2013

Composición: ilun + a

Significado: la ciudad

Evolución:

- ilun + a

- irun + a

- iruña

Explicación: Respecto a Iruña, cualquiera de las muchas Iruñas de Euskal Herria, yo me decanto por Ilun (ciudad, posteriormente irun) + a (artículo), es decir, la ciudad. La Ilumberri vascona ha sido asociada a Lumbier, en lo que yo coincido, citada como Lumberri en el año 1050.

Oihenart, siglo XVII, nos indica que en euskara se denominaba Irunberri, fonéticamente casi idéntica a la antigua Ilu(m)ber(r)i, es decir, ilun (ciudad, posteriormente irun) + berri (nueva), además indicar que los habitantes vascos del valle de Aezkoa han venido manteniendo viva, en uso hasta nuestros días, como nombre de la villa, la forma IRUNBERRI (irunbéri), con la declinación: Irunberrin bizi niz, Irunberria nae, Irunberritik heldu niz.

En Bizkaia tenemos el topónimo Iluntzar, monte donde se asienta un castro de la edad del hierro, Ilun (ciudad) + tzar (vieja), una forma muy descriptiva para indicar la ubicación de un castro, o lo que es lo mismo, la ciudad vieja.

AutorTxomin Iartza

Fuente: Ama-Ata “Veleia, Velia, Oueleia, Beleia, Belegia“:

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• Domingo, Noviembre 14th, 2010

Composición: ili (iri) + on + e

Significado: buena ciudad

Evolución:

- iri + on + e

- iri + on + e

- iruin + e

- iruñe

Explicación: al igual que en la palabra eskuin: *esku + on > eskuin, o en el topónimo Lekhuine: *leku + on + e

Autores: Koldo Mitxelena, Patxi Salaberri

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• Domingo, Febrero 03rd, 2013

Pamplona e Iruña

Cualquier colegial te dirá que Pamplona se llama así porque… “la fundó un general  romano llamado Pompeyo unas décadas después de la muerte de Cristo”. También te dirá que el poblado que había antes allí se llamaba Iruña y que era de rudos vascones difíciles de doblegar. Por supuesto, yo también lo supe cuando apenas tenía diez años, aunque nunca me convenció.

Me parecía “precipitado” aquello de que llegara un Coronel o un General de un ejército conquistador, reuniera a unos cuantos nativos traidores y les dijera que iba a cambiar el nombre de su aldea…Luego el general se marcharía para siempre y el nombre tendrían que usarlo los vecinos… ¿Así, sin más ni mas? ¿Y si no les gustaba o les parecía largo o difícil?

Es verdad que Estrabón habló de Pamplona llamándola “Pampelon”, pero lo hizo antes de que naciera Pompeyo…. Decía que era una ciudad grande y –no sabemos si de broma o de veras- la llamaba también  “Pompeio polis”. ¡Quizás no fuera nada más que un juego de palabras… que ha trascendido!.

La primera referencia española que he encontrado para esta explicación está en el Diccionario de Covarrubias de 1611, donde dice ser Pompeiolplis por haber sido edificada por Pompeio; desde entonces, los sabios españoles se han roto la cabeza para descubrir con mil movimientos adelante y atrás, la ruta que ha podido seguir el nombre de Pompeyo para llegar a Pamplona y de sus cavilaciones ha salido un parto como el de los montes: Pompejopolis, Pampeiopolis, Pampelo, Pampelona, Pampilona, Pampalona, Pampelone, Pampeluna, Pampelune, Pampilo, Pamplon, Pamplona, Pompelo o Pompilone…  Ahí es ná, a casi un nombre nuevo cada ciento cincuenta años.

Estas componendas con tanto esparadrapo nunca me han convencido a la corta e incluso me han incomodado –a la larga-, incomodo que acaba provocándome unas ganas insuperables de saber, de investigarQuienes disfrutamos recorriendo la toponimia ibérica, solemos empezar cualquier análisis, buscando si hay o no aquí o en cualquier parte del mundo un nombre de pueblo o de monte, de predio , de río o de mar que suene o se escriba igual.

¿Y Pamplona? ¡Pues si que hay!. Al menos hay tres Pamplonas en España con todas las letras, con el sonido íntegro idéntico. Una es el pueblecito navarro de “Salinas de Pamplona” acostado contra un cerrito y mojado en el río “Elortz, apenas a siete kilómetros de Pamplona y los otros son dos modestos predios localizados en Aragón; uno  en tierra en Épila a la orilla del Jalón, que se llama exactamente igual, Pamplona con todas sus letras y otro que se dice “Dehesa de Pamplona” unas docenas de kilómetros hacia el Este, cerca de Muel.

¿Llegarían estas humildes ladera de secano a ese nombre tan pomposo tras un recorrido como el de “Pompeiópolis, Pampelune…”? ¿Y, aparte de nombres iguales, hay otros parecidos, e incluso muy parecidos? Pues también los hay: Pamplana, Pampana, Momblona, Camplona, Pampliega, Piplona (La) y muchas Pelonas y Doblonas…. También Cimplona y muchas otras variantes; en total unos sesenta sin contar Portugal, Marruecos ni el Sur de Francia.

En la lejana Zamora, en el valle del Esla, abunda la denominación ora Camplona, ora Canploma para diversas tierras de “pan llevar”. La zona es rica en afloramientos de agua, lo que indica la existencia de un acuífero somero.

En la parte de Teruel que entrega sus aguas a las cuencas mediterráneas, en lugar de hacerlo a través del Ebro, en un interfluvio entre barrancos cercanos al río Guadalope, queda una mínima expresión de lo que un día fue un humedal colgado  entre barrancos (La Hoya). Aún queda lo que llaman “una balsica” de apenas 25 metros; le llaman “Balsa Pamplonica”.

En tierras palentinas, entre el Pisuerga y el Carrión, en un glacis cuajado de ríos que bajan de la sierra y que apenas se separan quinientos metros uno de otro, está una tierra que se llama Valdecimplona. No destaca mas que por eso, por ser una especie de terraza entre ríos y por tener el agua a mano.

El que existan variedad de topónimos con varios fonemas idénticos, es una señal inequívoca de que esos sonidos eran familiares para los usuarios, que no les parecían extraños y que eran fáciles de pronunciar y recordar.

Pero más allá de la identidad plena, hay otros rangos de proximidad que también conviene investigar. En este caso, los más llamativos son los del tipo “ambrona” y los parecidos a “pelona”. La sustitución bidireccional de “r x l” es muy frecuente y aplicada de forma ininterrumpida por diversos grupos culturales y étnicos. También es muy corriente la contracción – metátesis, “pel, pelo” a “plo”, de manera que topónimos como “Ambrona y Pelona”, muy frecuentes y que nos resultan familiares por lo del hambre y el pelo, han de añadirse al grupo de las Pamplonas, Momblonas, Camplonas y Pamplanas.

El cerro y sierra de La Pelona, son dos accidentes mínimos en la llanura toledana que están rodeados de tierras también llamadas “Pelonas”. Algunas de estas “pelonas” tienen un rasgo claro que coincide con una voz euskérika ya en desuso: “anbel”, que se usaba para nombrar a ciertos puntos “especiales” del terreno, donde una tabla o llanada superior se cortaba bruscamente y “sin avisar”, propiedad que se aprovechaba por los antiguos merodeadores para cazar o para eliminar a ciertos animales mediante su acoso y despeñado.

No es difícil la evolución desde “anbel” (despeñadero) a “be-anbel” (bajo el despeñadero), “ba-ampel” y por metátesis  “bample”, “pample”, hasta “pample-ona” y “pamplona”.

Basta cruzar el estrecho y superar Tanger hacia el sur, para que aparezca el majestuoso “Cabo Espartel”, también conocido en la antigüedad como “Monte Ampelusía” y echar un vistazo a su vertiente Norte que muestra (foto 1) una prolongada cresta formada en el hundimiento de un anticlinal, que constituye un larguísimo despeñadero “anbel-lusía”.

Imagen de principios del siglo XX en que se ve el relieve y el corte

Este tipo de rasgos, cuando coincidían con otros propensos para la presencia de rebaños salvajes, eran aprovechados por los visitantes ocasionales, no solo en África y Eurasia, sino incluso en los Estados Unidos, donde eran conocidos como “buffalo cliff over” para cazar por medio del despeñado de rebaños enteros.

Con estos mimbres esperando al cestero y con cierta dosis de curiosidad no satisfecha, se ha de descartar (por defecto) que Pamplona venga de Pompeio y se ha de apuntar a un posible significado “funcional” en la lengua prerromana tal como sucede en la mayor parte de los demás topónimos.

Para acercarse a un significado lógico, hay que buscar en lo posible características singulares que aún sean perceptibles. Tras el “lifting” aplicado a “anbel”, lo indicado es hacer un rastreo intensivo de la morfrología, litología, procesos superficiales, hidrografía y señales bióticas que pudieran existir –digamos- en uno o dos kilómetros cuadrados alrededor de la localización central del topónimo raíz.

Si fuera posible también es conveniente investigar la cota del río y sus oscilaciones en los últimos miles de años, la presencia de ciertos pólenes en los barros y fondos de charcas, posibles hueseras o descarnaderos, los indicios de industrias líticas o de asentamientos, en fin, todo lo que pueda ayudar a crear una imagen diacrónica, espacial, funcional y social. En un entorno intensamente modificado desde hace al menos dos mil años, eso es –obviamente-  difícil pero no tiene porqué ser imposible.

Imagino que muchos de nosotros hemos recorrido Pamplona y su muralla en las vísperas de San Fermín. Seguro que incluso habremos meditado sobre el arraigo tan fuerte de la costumbre de correr toros y llevarlos hasta la plaza. Los más imaginativos habrán colgado sus piernas en el vacío mirando el forzado meandro del Arga que se extiende cuarenta metros más abajo y habrán evocado la construcción del soberbio muro que se adivina fue adosado contra un acantilado.

Ya en tiempos históricos se ejecutó una muralla inexpugnable, pero ¿quién impide pensar que cuatro, cinco o diez mil años antes  se corrieran manadas de vacas salvajes acosadas con fuego, piedras y lanzas hasta hacer que se despeñaran cantil abajo?

¿Y que –de tiempo en tiempo- se juntaran en humeantes campamentos  en la playa bajo “El Redín” varias tribus viajeras para darse un festín de carne fresca, casar a sus jóvenes y contarse las peripecias de los últimos años? Me atrevería a apostar que de ahí arranca la tradición (repotenciada) de San Fermín.

Se ha remarcado en amarillo la línea del borde del acantilado que aún se puede adivinar entre muros y contrafuertes. Pamplona, su casco viejo que a la sazón sería una preciosa atalaya verde en la que el horizonte se confundiría con su fronda, parece un despeñadero ideal.

No es difícil realizar algunos sondeos y reconstruir con gran precisión cómo sería ese relieve hace diez mil años. Pero aún hay otros detalles que se escapan. Pamplona no es Pamplona sin Iruña (o Iruñea, como se han empeñado en rebautizarla ahora los académicos para diferenciarla de otras Iruñas).

Iruña es un topónimo mucho menos alterado que Pamplona; tan poco, que se puede decir que está intacto. Las tentaciones antropófilas de nuestros académicos les llevan a ver la obra del hombre por doquier. Tienen una propensión como magnética a ver referencias a ciudades y pueblos por todas partes. Allá donde haya un “Iri”, “Uri” o “Iru”, se concluye que hubo una urbe; por lo tanto, “Iruñea” ¿Qué mejor significado que buena ciudad?…

Nada más distante a esa moda es lo que comienza a aportar el análisis de la fonética con los nuevos morfemas del Paleo Euskera o Eukele: Los asentamientos, las construcciones y edificaciones eran bautizadas con los nombres consolidados del terreno; heredaban su designación de lo que mejor caracterizara al sitio en que se erigían. No hay indicio alguno ni de nombre genérico como “Ciudad bella”  o “Rica” o “Segura” ni de tal o cual benefactor; nada de ese tipo.

El caso de Iruña no es diferente. Su significación está inequívocamente relacionada con la morfología de esa colina que ahora se llama “El Redín” y sus tres caras que miraban al Este, Norte y Oeste. Su significado no puede ser más sencillo y transparente: “Triple Muela”, de “iru”, tres y “ña”, corte, muela, es decir, una colina con acantilados en tres caras; el frontal, como la proa de un barco sería el paradigma de los despeñaderos; abajo, las tribus provistas de cortantes lajas de sílex de Urbasa, mirarían con ansiedad a la carne que vendría del cielo.

Cuando llegó Pompeio a la colina de Iruña y miró hacia la vega y las tierras al pié de este mirador, hacia Pamplona (Be-ampleona, Pamplona), ya habían pasado milenios desde que esos lugares habían escrito sus primeras historias y habían grabado sus nombres en el imaginario popular para siempre. A Pompeio le debió impresionar el sitio y sus tradiciones y no es de extrañar que sus lugartenientes le hicieran chistes con su nombre y el que aquellos vascones salvajes daban a su ciudad y entorno.

Sanfermines del 2012.

Jabier Goitia

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• Lunes, Agosto 05th, 2019

Propuesta de Fermin Txibite sobre Iruña/Pamplona:

Me parece mucho más factible derivar Iruña o Iruñea de Ilun + a. Ilun es en protoeuskera ciudad y, si no me equivoco, en íbero también. Que la “l” se vuelva “r” fue un proceso común en euskera, por ejemplo del latín caelum (cielo) > zeru o solum > zoru.

Por otro lado, la “ñ” sería una versión palatalizada de la “n” utilizado como diminutivo, común en euskera. Como en el nombre castellano Jimeno *; Ximeno *; Xemeno *; Semeno  Iruña, ha pasado lo mismo con el diminutivo “-no” que hoy en día es más común en su versión palatalizada “-ño”: andereño (señorita) > andere (señora) + -ño (diminutivo).

En cuanto al final en -a o en -ea, es una confusión típica del euskera. -a es el artículo definido singular en euskera y en algunas palabras, generalmente las relacionadas con lugares, genera confusión. Ya que al declinar la palabra hay que quitar el artículo, y si hay una consonante generalmente aparece una “e” para facilitar la pronunciación. Esto genera la confusión de no saber si la palabra acaba en “a” en “e” o en consonante. Como en el caso de “larre” prado que en toponimia aparece como “lar”, como “larra” o como “larre”, devido a la confusión: Larrabetzu; Larra + be (bajo) + -tzu (sufijo de abundancia o para crear toponimos) (terrenos debajo del prado), Lartzabale (prado extenso lar + zabal (extenso) + -e derivado de la confusión al declinar) o Larrea (apellido común derivado de topónimo).

Otro caso de confusión sería la duda entre &gaina” y “;gaine”;, la palabra es “;gain”; pero al utilizarla con postposiciones casi siempre aparece una -e que acaba por unirse a la palabra por error: gaina (cima), gainean (encima), gainetik (desde encima), gainera (a encima), gaineko (original de encima)… Por lo que no es raro encontrar toponimos que incluyan “;-ga(i)ne”; o “;-ga(i)na”;, debido a la confusión. Pero parece que la versión histórica y adoptada por el ayuntamiento es Iruña, aun que la admitica por Euskaltzaindia es Iruñea, ambas se les unen las postposiciones sobre la base “;Iruñe”;. Digo que parece la histórica porque el gentilicio euskeriko es Iruindar *; Iruñ + dar. Forma típica, lugar/familia + -ar/-tar (o -dar después de “;n”;), como en Donostiar, Bilbotar o Irundar. Así que por todas estas evoluciones regulares y comunes de la fonética y la morfología es muy fácil derivar Iruña de *Ilun + -a, la ciudad, en el sentido prerromano, no en el actual.

Por otro lado, en cuanto al nombre castellano Pamplona. Parece un híbrido entre castellano/romance/latín y euskera. Una hipótesis bastante extendida entre filologos y que tiene casos paralelos de nombres híbridos cerca es derivar Pamplona de la contracción de Pompaelo Iluna. Así se explica porque al nombre “;Pompeio”; se le une un final tan raro como “;lona”;, que supongo que es la corrupción de “;*Iluna”;. Un ejemplo de evoluciones fóneticas divergentes son las dos versiones del nombre antiguo *Ilun berri. En castellano Lumbier y en euskera Irunberri, versión con “;l”; en castellano y con “;r”; en euskera. Hay muchos casos: Erronkari (eusk)  Roncal (cast.), Zaraitzu (eusk.) / Salazar (cast.)…

Además de nombres mezclando dos idiomas, o más bien utilizando un topónimo en un idioma y añadiendole otro en otro idioma como: Rocha (del occitano, dado que en Pamplona los funcionarios escribas fueron occitanos) + pe (abajo en euskera) + -a (artículo en euskera); rochapea / Arrotxapea / Errotxapea, Salvatierrabide; Salvatierra (castellano, no en euskera Agurain) + bide (camino, en euskera)… Así que son normales tanto los cambios fonéticos como la forma de crear el nombre con elementos de diferentes idiomas. Además, Estrabón nos dio esta hipótesis, diciendo que Pompaelo Iluna era la ciudad de Pompeio: “Pasada la Jacetania, hacia el norte, se encuentra la tribu de los vascones, donde hay una ciudad llamada Pompelon,  que es como decir Pompeiópolis”. Así que es bien sencillo de explicar que al lado de la ciudad vascona *Iluna o sobre ella, que se encontraba más o menos en Nabarreria, un general romano creara una ciudad romana y ambas se mezclaran como Pompaelo Iluna > Pamplona. En la parte de arriba de los cortados, dado que aprovecharon la altura natural para fortificarse, tanto vascones como romanos (que creo que en esa época más o menos tuvieron una especie de guerra civil entre dos facciones poderosas de Roma, pero sobre todo vivida en Hispania).

Por otro lado, no había oido hablar de “anbel” ni de “-ña”. De todos modos, “anbel” sí que puede tener que ver con algún tipo de ahondamiento en el terreno. El elemento “bel” es abundante en palabras y en toponimia vasca, queriendo decir oscuro. De ahí vienen: beltz (negro), bele (cuervo), belatz (urraca, creo), ezpel (boj), goibel (triste, “alto oscuro” literalmente), ubel (morado o moraton)… Y muchos toponimos como el corriente (m)ospel (paco, parte sombría de una elevación, de “ors/os” hoja y “bel” oscura) o Zuberoa *; Zur (madera) + bel (oscuro, sombrio) + -oa (lugar con abundancia) (lugar de mucha madera oscura). En cuanto a -ña, no lo he oido nunca, así que no puedo opinar.

En cuanto a la tradición taurina, está bastante claro que se deriva de los cultos miltraistas romanos. Aunque en un principio los cultos con toros no eran una tradición romana, cuando estos fueron adoptados por los romanos, los extendieron por todo el imperio dando lugar a la tauromaquia de hoy en día.

En conclusión, me parece mucho más factible la hipótesis de derivar el nombre vasco y el castellano de *Iluna. Es fácil de explicar: Iruña *; *Ilun + -a y Pamplona *; Pompaelo + *Iluna. Ambos casos tienen derivaciones fóneticas y morfológicas regulares y demostradas que coinciden con las de su contexto histórico y lingüístico. Por lo menos me resulta más fácil que pensar que unos nativos tuvieran dos nombres para una misma ciudad y que los romanzados o castellanos herederos de los latinos respetaran uno de ellos y los vascos el otro, mientras que los bilingües simplemente elegian uno o el otro en función de la lengua que hablaran. Me resulta más fácil pensar que una comunidad bilingüe vio durante mucho tiempo como la fónetica y la tradición de moda empujaban el mismo topónimo en direcciones diferentes hasta crear dos normbres a simple vista diferentes. Como ha pasado y pasa en toda Navarra/Navarre/Nafarroa/Nabarra/Naparroa.

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• Domingo, Noviembre 14th, 2010

Composición: iri + une + a

Significado: espacio urbano, zona urbana

Evolución:

- iri + une + a

- iruñea

Explicación: siendo una ciudad muy grande, necesitaba un sufijo que no tenían otras ciudades con el fin de reflejar el gran tamaño que tenía

Autores: Felix Zubiaga, Josu Naberan

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• Domingo, Noviembre 14th, 2010

En este étimo pudieron haber diferentes raices que significan ciudad: uri, iri/hiri, idi o ili.

Algunas de las grafías empleadas en los textos medievales y modernos en euskera son: Iruña, Erunga, Ironía, Irunga, Irunia, Irunna, Irunnia, Irunpa, Orunia, Urunia, Yronia, Yrunea, Yrunia, Yruynna o Irunia.

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• Domingo, Noviembre 14th, 2010

Composición: ilon + e(a)

Significado: la ciudad

Evolución:

- ilon

- irun

- irun + e(an)

Explicación: si el primer componente relacionado con el nombre actual es “ilon” (en el nombre en castellano se acepta que aparece esta raíz: Pompaelon > Pamplona), la explicación más sencilla para explicar la terminación sería la aparición de una –e paragógica o una falta división del inesibo. En toponimia suelen ser habituales dichos fenómenos: gibelea < gibel + ean. Esta explicación no aclararía la presencia de la -ñ

Autor: Desconocido

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• Domingo, Noviembre 14th, 2010

Composición: ili + on

Significado: lugar donde se encuentra la ciudad

Evolución:

- ilun+ar

- irun+ar

- iruñea

Explicación: Al nombre se le añadió la -a final del artículo (-a es equivalente a los artículos castellanos “el” o “la”) en épocas medievales por influencia de las lenguas románicas, dado que en la época romana el euskara todavía no poseía artículo. El topónimo ilon era común en la antiguedad en las zonas de habla vasca, las mayores urbes vascas poseían este nombre. Junto con Pamplona, las principales ciudades vascas de la época romana que también se llamaron *Ilon fueron Veleia (actual Iruña de Oka, en Álava) y Oiasso (actual Irun, en Gipuzkoa).

Autor: desconocido

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• Domingo, Noviembre 14th, 2010

Composición: ir + umna

Significado: río ir

Evolución:

- ir + umna

- iri + on + e

- iruña

- iruñe

Explicación: en base a esta explicación el nombre de la capital de Navarra no se explicaría a través del euskera. Sería un nombre indoeuropeo o paleoeuropeo. Por ejemplo, el río Umna debe estar en al base del hidrónimo Garona así como en otros hidrónimos de Hispania o Galia

Autor: Carlos Jordán Cólera

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• Domingo, Noviembre 14th, 2010

Composición: ilun + ar

Significado: ?

Evolución:

- ilun+ar

- irun+ar

- iru+ar

- iruina

- iruñe+a

Explicación: ilun-ar sufrió rotacismo de la antigua ele dulce, caída de la ene intervocálica, generación de una palatal nasal desde la i antihiática nasalizada, reducción del demostrativo-articulo enclítico, su aglutinación con pérdida de la función sintáctica, y una nueva incorporación del artículo: Iruñea.

Autor: Higinio Martinez

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