Aliciak txostenean latin arruntean topatutako deklinazioei garrantzi handia eman dio, orain arte ikusi ikusi diren zenbait fenomenoren baieztapena ematen digutelako hango grafitoek. Ikusi dezagun zer dioen Aliciak bere txostenean:
Alicia Satueren txostenari buruzko azken post honetan deklinazioaren grafitoetan agertutako deklinazio osoa aztertzen du: nominatiboa, bokatiboa, akusatiboa, genitiboa, datiboa eta ablatiboa. Hemen ere azaldu du, puntuz puntu, latin bulgarrean gertatzen joan ziren aldaketak eta ez du faltsuak direla pentsatzeko arrazoirik aurkitu. Hemen bi alderdi baino ez ditugu aipatuko: nominatiboa eta akusatiboa, laburtzearren:
a) Nominatiboa
En lo que respecta al caso nominativo serÃa aquélla en la que éste se ve suplantado por la forma del acusativo, que lo ha invadido en la lengua hablada, presentando ambos la misma terminación de caso oblicuo en sus respectivas declinaciones (-a, -o, -e, -u,275 cero en los neutros atemáticos -como COR en 11355).
Al existir la forma CVORE sin d radical junto a CORDII podrÃamos pensar que la extinción del neutro estaba ya teniendo lugar debido a su traspaso a la flexión del masculino, al mostrar la terminación -e que cor no recibÃa en latÃn clásico. Este hecho que de facto tuvo lugar en el latÃn vulgar en fecha en realidad desconocida, si bien se piensa que habrÃa ocurrido a partir del siglo VI o VII a partir de los datos aportados por los textos literarios del latÃn tardÃo, estarÃa teniendo lugar ya en el siglo III en la lengua hablada (que huelga decir que no es la misma que reflejan los textos literarios) de Iruña-Veleia si los grafitos corresponden verdaderamente a la época establecida por los arqueólogos, dado que la cronologÃa de la mayor parte de los mismos
es adscribible a la segunda mitad de dicho siglo.
Sin embargo, el fenómeno se encontrarÃa en pleno desarrollo, dado que aún es apreciable -aunque en pequeña medida- el nominativo singular en su forma clásica. Creemos que el cambio deberÃa asociarse más al siglo III que al II, ya que en los dos grafitos más antiguos de los que hemos analizado, datados en el siglo II, la forma del nominativo temático masculino es la clásica -us, si bien ello no deberÃa ser un dato irrefutable al estar fundamentado en tan sólo dos piezas cuyas palabras son nombres propios, siendo en este tipo de palabras más fuerte la tendencia al empleo de la forma sigmática.
b) Akusatiboa
A juzgar por lo observado hasta el momento, y obviando lo ya valorado al final del apartado sobre el nominativo y lo también ya dicho a modo de prolegómeno al principio del dedicado al acusativo (que éste ya habrÃa invadido el lugar del nominativo en el siglo III en la lengua hablada de Iruña-Veleia, si es que debemos hacer caso a lo que los grafitos nos revelan porque finalmente resulten ser auténticos), debemos señalar que el uso regular de las preposiciones (lo cual es un rasgo del latÃn vulgar) parece un hecho en el sentido de que raramente se escribÃan en la epigrafÃa, apareciendo sin embargo en los grafitos veleyenses; caso especial es el de ad delante de acusativo para construir el complemento indirecto, lo cual es propio del latÃn vulgar: los grafitos de Iruña-Veleia parecen evidenciar la desaparición del dativo para la expresión del complemento indirecto, que aparece construido mediante el giro ad + acusativo, tal y como atestiguaba mucho antes la lengua coloquial de Plauto.
Hemos observado que en ese giro preposicional propio del latÃn vulgar consistente en la preposición ad + acusativo para la expresión del complemento indirecto la -m final del acusativo no es grabada, mientras que en los otros casos, que reproducen máximas transmitidas a partir del latÃn clásico, sà aparece, si bien en todos los casos (o en todos menos uno, si la lectura de los epigrafistas Ciprés y Santos Yanguas no es correcta) con el error de ortografÃa de n por m.
Nos parece que estos detalles son muy significativos, ya que evidencian que en la lengua hablada la -m no sólo no existirÃa, sino que serÃa ya tan extraña en posición final para los hablantes de latÃn del siglo III que al escribirla forzosamente por estar presente en una sentencia conservadora del latÃn clásico lo harÃan con la falta de ortografÃa de n por m, probablemente por analogÃa con las únicas palabras -escasas- latinas que terminaban en -n, como los neutros atemáticos nomen o flumen.