Fonética y grafÃa:
ENEAS: A juzgar por las tres piezas de Eneas (las únicas que diferencian tres Es por su cantidad vocálica), se deduce que los nombres griegos (en realidad troyanos) han exigido por algún motivo una distinción cuantitativa de las de facto tres Es etimológicamente distintas presentes en los textos, distinción que se ha conseguido muy aceptablemente aunque no sin errores de ortografÃa (los mismos que se documentan ya en los grafitos de Pompeya, por otra parte).
Por todo lo cual se hace evidente que aunque los hablantes de latÃn del siglo III no distinguieran tres vocales de cantidad diferente y de igual timbre e, eran sin embargo bien conscientes de que el latÃn habÃa tenido tres vocales e diferentes entre sà y de que la escritura en griego de ciertos nombres establecÃa una distinción cuantitativa en la grafÃa de la e (Ä“ / Ä•: η /ε) (y también de la o/ω, mas es en relación a la primera el que pueda constatarse tal conciencia en los tres grafitos veleyenses vistos, lo cual tiene también su lógica: era la e y no la o la vocal que creaba confusión en latÃn desde antes de nuestra era). Esas tres piezas en concreto, en fin, parecen un ejercicio de escritura en el que se practica con el alfabeto latino la distinción vocálica cuantitativa gráfica al modo del griego.
ANQUISIIS-AQUILES: Tomando en cuenta todo lo observado en el apartado anterior acerca del sonido velar sordo en el latÃn vulgar y atendiendo a las grafÃas erróneas de las formas veleyenses SIICVANO, SEQVND, CVO y MARCVVS se deduce que los grabadores de esos grafitos confundÃan la secuencia velar CV con la de la antigua labiovelar latina QV porque sonarÃan igual al haber perdido esta última el apéndice labial.
Por tanto, las formas ANQVISIIS Y AQVILES no se leerÃan /Ancuises / o /Acuiles /. Ni tampoco pronunciarÃan estos nombres griegos que el latÃn culto y literario transcribÃa Anchises y Achiles al modo griego /Ankhises / o /Akhiles /, puesto que los romanos no pronunciaban la velar sorda aspirada χ del griego al carecer su lengua de aspiración.
LETRA J: Hemos visto cómo CAYO con Y en lugar de Caius, una forma imposible en latÃn para la comisión cientÃfica, está documentada epigráficamente en el Algarve. También cómo, según el experto en latÃn vulgar Veikko Väänänen, esta vocal griega adoptada por el alfabeto latino (o semivocal, o semiconsonante: su misma clasificación es compleja) era problemática para los romanos, que la confundÃan desde antiguo con la iota griega y con la u latina. Y cómo aparece en posición inicial seis veces en Iruña-Veleia en el nombre del dios judÃo Yahvé, aparentemente palatalizada, como en CAYO.
Teniendo en cuenta que Yahvé aparecerÃa escrito también con I y con J respectivamente en otros grafitos, y aunándose esto a lo observado en torno a la J en el apartado anterior, que parece notar asimismo una i consonántica (aunque solamente delante de u, concretamente en Julio y Jupiter, existiendo al mismo tiempo en Veleia las formas Iulio y Iupiter : y IVNO), debemos llegar a la conclusión de que la palatalización de la vocal i delante de otra vocal, fenómeno que habrÃa comenzado a darse en el siglo I d.C., ya requerirÃa de una grafÃa ex profeso en el III y que ello habrÃa provocado incertidumbre acerca de cuál emplear para el nuevo fonema, encontrando por ello en los grafitos veleyenses para dicho sonido a veces J (delante de u) -que no es otra cosa que el alargamiento de una i o lo que se llamaba i longa, es decir, una innovación caligráfica requerida para una variante de la i-, a veces Y -una letra griega que hasta entonces sólo servÃa para los préstamos griegos, por lo que se prestaba a ser empleada para ello-, y a veces la antigua o clásica letra I.
Malagako idazkuna: Quimera (qu erabiliz)