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d) Origen de la investigación
Pues bien, como algunos de vosotros sabéis, yo he dedicado doce años a un estudio comparativo entre el euskera y el dogón, que es la lengua más hablada en Malí, en la zona subsahariana del África occidental. Han sido dos años para recopilación de material y diez para su selección, cotejo y valoración.
¿Cómo surgió el estudio? Por una parte, mi interés filológico por el euskera, lengua antiquísima que tiene además el sugestivo componente de misterio, singularidad y controversia. Por otra, mi encuentro casual con la lengua y la cultura dogón, hace ya mucho tiempo, por medio de la obra “Ethnologie et Langage. La parole chez les Dogon” de Geneviève Calame-Griaule.
La conjunción de ambas circunstancias ha sido el punto de partida de la investigación, planteada desde una doble perspectiva, léxica y estructural, una vez convencido de que nada impedía comparar entre sí dos lenguas vivas que tienen formas atestiguadas. En mi opinión, uno ha de acercarse al estudio de una lengua sin ideas preconcebidas y sin prejuicios de ninguna clase, sean étnicos, socioculturales o lingüísticos.
e) Metodología: estudio del vocabulario
En el estudio léxico he seguido el método léxico-estadístico de Swadesh para el vocabulario básico y suplementario, al que he añadido vocabulario general (nombres, verbos, adjetivos y adverbios). La comparación léxica entre las dos lenguas (en dogón he consultado el vocabulario de catorce dialectos) ha comprendido 2.274 palabras, con un resultado de 1.633 pares de semejanza, lo que representa más de un 70% del total. Suponiendo que eliminásemos, por incorrectas o dudosas, doscientas palabras de ese corpus, el porcentaje seguiría siendo el mismo. Este dato me parecía, en principio, un buen indicio del parentesco que podía existir.
Que yo sepa, hasta ahora ninguna de las lenguas africanas con las que ha sido comparado léxicamente el vasco, ha arrojado tan elevado índice de similitudes. Ni la comparación que ha hecho Antonio Tovar con el bereber en 1961 (porcentaje máximo 11), ni la de Hans Mukarovsky en 1981 con las lenguas mande (15,2 para la kpelle) o con el fula (14).
Debo destacar especialmente en el estudio léxico que la forma dogón tiene, en el 90% de las comparaciones realizadas, más profundidad temporal que la vasca, y que hay casos en que ambas lenguas coinciden en tener casi las mismas palabras (hasta ocho variantes) para designar conceptos como ‘cortar’, ‘coger’, ’grande’ o ‘pequeño’.
En la web de Euskeraren Jatorria he expuesto los apartados en que he desglosado, para un análisis lexemático, el vocabulario que ha servido de base de estudio, según la característica: