Antonio Tovar, en Estudios de tipologÃa lingüÃstica, Madrid, 1997, pp. 47- 77, (publicado originalmente en BoletÃn de la Real Sociedad Vascongada de los Amigos del PaÃs, Donostia, 1961) expuso un trabajo titulado El método léxico-estadÃstico y su aplicación a las relaciones del vascuence, en el que también intervino Koldo Mitxelena.
Tovar dice (p.48): ” El valor del nuevo método se revela especialmente allà donde la historia de la lengua deja de estar documentada. Un poco más adelante, indica (p.51): ” La novedad del método es el aspecto que podrÃamos llamar glotocronológico en sentido estricto, es decir, el de interpretar matemáticamente las semejanzas observadas en dos vocabularios, atribuyéndoles un origen común y midiendo asà la distancia a que está su separación del tronco originario”. Y añade (p.52): ” Pero la estimación cuantitativa de las semejanzas, la aplicación del cálculo de probabilidades para eliminar el temor a que las coincidencias sean fortuitas, y la traducción a términos temporales de las divergencias observadas, son novedades capitales.
En la tabla de comparación entre dos lenguas podemos, hasta cierto punto, despreciar las semejanzas inferiores a CVC (es decir, secuencia de consonante, vocal, consonante), salvo en los elementos demostrativos, donde una semejanza menor puede ser significativa; la correspondencia de CVC asegura contra el peligro de que las semejanzas sean casuales”. En la nota 10 de esa misma página se precisa: ” Ello quiere decir que una sola correspondencia de CVC en dos listas de idiomas distintos puede tener una probabilidad de 36,8%, pero a medida que hay más coincidencias la probabilidad de que sean casuales disminuye rápidamente: es de un 17,8 si las correspondencias son dos, de 5,8 si tres, de 1,4 si cuatro, de 0,27 si cinco “.
Como puede apreciarse fácilmente, la secuencia CVC es sólo un modo de garantizar que las semejanzas entre dos lenguas no son fortuitas, lo que se confirma únicamente cuando se dan cinco o más coincidencias.
Pero una cosa es la garantÃa de que las semejanzas entre dos lenguas no sean casuales y otra muy distinta es hacer de esa secuencia CVC, como pretende Lakarra, la forma canónica que garantice la vasquidad o vasconidad de toda raÃz  o lexema. Ha extrapolado absurdamente una medida concreta de prevención o control en estudios de vocabulario comparado a casi la mitad del corpus lexical del euskera para ” reconstruir ” el protovasco.
Creo que esa medida no favorece en absoluto el rigor cientÃfico, que puede y debe ser buscado por otras vÃas, por ejemplo, con una metodologÃa adecuada; es muy empobrecedora en lingüÃstica diacrónica y estudios de protolenguas, por su carácter descomunalmente discriminador y selectivo ; no se corresponde con la dinámica real que caracteriza la evolución natural de las lenguas.
Lakarra está completamente equivocado en su obstinada propuesta de la forma canónica única CVC, para el estudio de las raÃces lexicales del protovasco. Por el contrario, Mitxelena tenÃa razón al suponer que la estructura original de las palabras vascas ofrecerÃa polimorfismo: monosÃlabos, bisÃlabos, trisÃlabos. De modo que palabras como el(du), eda(tu), aro, ogi, esne, (h)agin, ibai, izar, ontzi, entzun, ipin(i), ugalde, son tan legÃtimamente vascas como bat, nor, zer, nun, zar, jan, gar, min, lur, zor, lan, sur, aunque las doce primeras no se ajusten a su ” paradigma reconstructivo “. Para esas doce palabras el dogón tiene:  yele, và da, và :ru, yoge, iri,ne, ina,gino, dibe,diwe, gÃru sà :, tóndoy, nendyo, pène, gólo,deu, respectivamente. No es más que una muestra insignificante entre muchos cientos y cientos de palabras.