• Martes, Septiembre 22nd, 2015

Jon  ha realizado un estudio sobre el inicio del Padre Nuestro aparecido en euskera en Iruña-Veleia titulado: Comienzode curso: Quosue tandem abutere, universitas UPV-EHU, patientia nostra!!!

Del estudio de veinticuatro traducciones posteriores del Pater Noster, analizadas por Jose Antonio Arana Martija, sólo dos reconstruyen el pensamiento propio y las demás se ajustan al arraigo introducido entre la gente euskaldun en las catequesis. Uno de los dos euskaltzales fue Azkue (1896), quien, como no podía ser de otra manera sin contradecir su propio pensamiento, iniciaba la oración: ZERUETAN ZAGOZANA GURE AITA… con la expresión subordinada de relativo estructurada en primer plano de su pensamiento….

COMIENZO DE CURSO:  QUOUSQUE TANDEM ABUTERE, UNIVERSITAS UPV-EHU, PATIENTIA NOSTRA!!!

El propósito de toda investigación es profundizar en el detalle y descubrir las cadenas de relación que unen los resultados de los conocimientos últimos con el inicio del proceso. Mucho se ha escrito de la tardía cristianización de Euskal Herria cuando la libertad religiosa no se estableció en el Imperio romano hasta el año 313 (principios del siglo IV). Quizá, de manera clandestina, se practicase el rito y la doctrina cristiana con anterioridad en una cadena de ciudades y mansio romanas del territorio de Euskal Herria. Porque la ciudad y la mansio unidas por las vías romanas enlazaban la cultura urbana con el progreso máximo de aquel tiempo; desde la memoria remota,  hoy como ayer, todavía se sigue diciendo que todos los caminos conducen a Roma.

De la cabeza del Imperio salió el edicto de Constantino y por los mismos caminos circularían los catequistas que se instalarían en las urbes de las rutas construidas por Roma. Una de esas ciudades sita en la calzada romana de IRUÑA-Pompaelo a BIRIBIEZKA era IRUÑA-Beleia, donde se puede entender que la escritura del fonema con B (Beleia) respondería a una tradición de mestizaje cultural. Una IRUÑA-Beleia donde –antes que los romanos– comunidades celtas, se habrían asentado y construido el recinto urbano en la vecindad y el mestizaje con las gentes del entorno de Euskal Herria. Fuera de las ciudades, el mundo rural no podía menos que expresarse en euskara, la lengua funcional de Euskal Herria cuando se impuso la pax romana. Posteriormente al fin del Imperio romano, en el entorno de IRUÑA-Beleia, el euskara o euskera seguía siendo la lengua hablada. No debe ignorarse un trabajo de José Miguel de Barandiaran, publicado en RIEV (Tomo XVII, 1926), recogido en un manuscrito titulado “Pueblos de Alava por vicarias” donde se dice:  Hablan el idioma bascongado muchos pueblos de la Vicaría de Vitoria,…en los cuales serían inútiles los Curas de concurso abierto, que ignorasen este idioma.

El artículo de nuestro erudito Aita Barandiaran, se titula “El euskera en Alava a finales del siglo XVIII” del que dice: Aunque no tiene fecha de su redacción, sabemos que es posterior al año 1787, en base a unas bulas que se tomaron durante ese año en la provincia de Alava. Entre los pueblos que comprendían la Vicaría de Vitoria, según se dice en el mismo cuaderno, están los que conforman la envolvente del antiguo emplazamiento de IRUÑA-Beleia: Artaza, Gueto (Kueto>Hueto) de arriva y de abaxo, Ullivarri de Viña, Mendoza, Crispijana, Gobeo, Ali, Trespuentes, Zuazo, Zumelzu, Gomecha, Gardelegui, Berrosteguieta, Subijana de Alava y Nanclares de la Oca.

Juan Martín Elexpuru recoge esta fuente en su libro Iruña-Veleiako euskarazko grafitoak, y la cita con mención a los papeles del archivo de Prestamero que, Aita Barandiaran dice (año 1926): que han sido trasladados recientemente a la Sala-Museo de Eusko-Ikaskuntza de la Escuela de Artes y Oficios de Vitoria. El autor de Iruña-Veleiako euskarazko grafitoak –por otro lado– menciona en su referencia el trabajo que Hendrike Knnöer encontró entre los papeles de Humboltd, citando la “Hermandad de Mártioda” (1801); los mismos cuadernos que anteriormente había analizado Aita Barandiaran para su artículo.

La geografía reconoce lugares poblados por los celtas, antes que los romanos, conviviendo con gentes autóctonas en Castro-GERIZ, en Bardulia (sito en la falda meridional de una colina), Castro-URDIALES, en Autrigonia (AURREGOIKOA) y otros. Quizá IRUÑA-Beleia fuese uno de ellos. Estos topónimos responden al mestizaje donde cada nacionalidad mantenía su identidad. Lugares donde antes de que se adoptase el cristianismo convivirían credos panteístas con el Belenos de los celtas; el sobrenombre del Apolo del Panteón mitológico de los arios significa ‘brillante’. El Belenos celta era más un dios de la medicina que un dios solar, observándose una cierta evolución del carácter divino desde su distinción ‘luminosa’. Tal vez el registro como Beleia, con /B/, ha entrado en los mapas por referencia al Belenos celta  (Belenus latino); y Veleia con /V/ no sea más que una construcción ilustrada, moderna, posterior al “Atlas Histórico General y de España” de Salinas (2ª edición, 1936). Este nombre, Belenos, ha dejado numerosas huellas en la toponimia, habiéndose transformado con la penetración del cristianismo en San Bonnet.

Una vez hecha la introducción, el asunto que concierne es el descrédito y la agresividad demostrada por un círculo de catedráticos y filólogos (¿de lenguas indoeuropeas y… euskara?) empeñados en negar toda evidencia de los grafitos recogidos en las óstracas. En realidad parecen querer que las piezas sean falsas por encima de todo, al margen de la verdad científica. ¿Será que, como autoridades de sus especialidades, viven el trauma que otros catedráticos de la EHU-UPV tuvieron que pasar con la falsificación de pinturas rupestres en las cuevas de ZUBIALDE en ZIGOITIA? En el año 1991, la DF de Alava pagó a un espeleólogo de veinticuatro años, estudiante de 4º curso de Historia, DOCE MILLONES Y MEDIO de Ptas de entonces, por su obra maestra. Fueron especialistas de la UPV y otras instituciones académicas (las) que dieron el visto bueno en principio a la autenticidad de aquello que la propia prensa llamó, en titulares de alcance, la “Capilla Sixtina de Alava”.

En un artículo de prensa (GARA, 2010/7/27), ¡hace cinco años!, Koenraad Van der Dressche         –doctor en Geología–, se asombraba de que los arqueólogos de la Comisión nombrada por la Diputación de Araba renunciasen a estudiar las óstracas encontradas en IRUÑA-Beleia: han preferido no estudiar las piezas en cuestión, como admiten en sus informes. Así, en la introducción del informe firmado por Nuñez, junto con otros miembros del Área de Arqueología de la UPV-EHU, leemos: para la realización de este informe, se ha preferido no revisar de primera mano los materiales arqueológicos objeto de estudio.

Respecto a las óstracas y pruebas de la escritura en euskara anterior al siglo V (por la escritura capital, rústica), donde miembros del Área de Arqueología de la UPV-EHU han preferido no estudiar las piezas en cuestión, como admiten en sus informes, algo huele a podrido; y no precisamente en Dinamarca. Sobre todo si estamos ante la evidencia de un estadio de la lengua viva nada alejada de la lengua actual en los siglos IV-V. Nunca creo que se haya llegado a extremos tan demenciales como los que sorprenden al juicio acertado de un correcto y educado Koenraad Van der Dressche.

Después de más de un lustro de la denuncia de falsedad hacia Lurmen, la parte acusada ha aportado sus informes avalados por distintas ramas científicas y especialistas sin avance en los juzgados. Todo el proceso está paralizado con la negativa a ser aceptadas las inscripciones halladas a pesar de la importancia que tiene la propia datación para la filología y la propia historia de IRUÑA-Beleia. Y, sobre todo, en la esfera cultural propia del euskara, donde filólogos honrados (sin mochila cargada de intereses, ideología ni prejuicios) pueden estudiar testimonios léxicos.

En defensa del valor de los trabajos realizados en el recinto de la ciudad, Juan Martín Elexpuru, publicó el libro citado analizando los elementos y materiales arqueológicos, históricos y filológicos en contraste. Iruña-Veleiako euskarazko grafitoak, fue publicado por Arabera en 2009 con la siguiente dedicatoria de apoyo: Eliseo Gil eta Idoia Filloyri Inkisizio berriaren biktimei. El libro recoge fotografías de las óstracas con sus epigrafías.

Muchas son las cuestiones que se quieren obviar y ocultar, pero por su relevancia religiosa, una muy sobresaliente, es la aparición en los grafitos del Pater Noster en euskara. La oración dominical, enseñanza directa de Jesucristo, reviste de solemnidad el aprecio a la transmisión de la primera plegaria de súplica al Padre Creador, según el credo cristiano. La transliteración y traducción que se hizo tanto por Jean Leizarraga (1571) como por Juan Pz. de Betolaza (1596) al euskara se consideraban las primicias. No obstante, en los grafitos de los trabajos de Lurmen en IRUÑA-Beleia se ha recogido un texto más antiguo; estaríamos ante el significado y la prueba de una catequesis cristiana en el recinto de las excavaciones de una ciudad del siglo IV al V, al menos, que menciona el Pater Noster en euskara.

El extracto es como sigue: GIIVRII  ATA / YAVEH Con un corpus de letras mayúsculas correspondientes a la escritura capital, rústica, como cabe atribuir a la adolescencia en un tiempo de adoctrinamiento. Las letras están trazadas con un tipo corriente donde los palos horizontales de la L y T son más cortos que en la escritura capital cuadrada y el trazo es algo oblicuo; además mantienen una característica de la representación de la E con II, correspondiente al signo vocal arcaico de Roma (Cuadro de los alfabetos, pág. 204 de mi libro “El surco de Babel”). La escritura capital tuvo su auge en los siglos IV y V, comenzando su decadencia tras la división imperial de Roma, cuando Honorio gobernaba en Occidente y se produjo la segunda invasión  de los arios (bárbaros germanos):

  1. GIIVRII  ATA / YAVEH

Geure ata (aita) / Yave

  1. SVTAN / ZUTAN SIIRANA / IZANA

sutan / zutan serana / izana

  1. SANTV ISAN BIITI SVRII ISIINA

santu isan beti sure isena

  1. IITOR …  … RIIINV

etor … … reinu

  1. IIGIN BADI

egin badi

  1. NIIVRII CORDU MAI

Neure zordunai

Hasta aquí los textos recuperados por LURMEN que reconstruyen la oración dominical en un entorno de catequesis cristiana de una ciudad romana, colonia imperial donde los habitantes hablaban la lengua funcional, el euskara; y la escribían.

El siglo V fue la época del hundimiento del viejo orden imperial con el ocaso del urbanismo romano y la pérdida de la importancia de la ciudad donde el Estado romano se disolvió. Tanto por las presiones internas de los bagaudes, vascones inquietos y rebeldes, como de las invasiones externas de los bárbaros germanos, parientes arios de los propios romanos. El Sanedrín universitario todavía no ha sabido situar el momento de la destrucción y abandono de IRUÑA-Beleia, ni tampoco las razones objetivas de su olvido en la historia.  Sin embargo, esa línea de trabajo no es el propósito del presente artículo.

Como dijo Einstein: si quieres conseguir resultados distintos no hagas siempre lo mismo. Habrá que trabajar dejando a un lado las resistencias más enervadas (hasta que se hagan los análisis por Carbono 14 de los materiales, algún día), al margen de la presunción de falsificación, cuando existen 25 informes y dictámenes a favor de la veracidad de los grafitos.

Resulta evidente, desde una orientación propia de la concepción de la lengua, como herramienta útil del pensamiento en euskara, estudiar el dominio del lenguaje popular a través de las óstracas de IRUÑA-Beleia. Este debería haber sido el propósito imparcial de unos científicos ante el descubrimiento de semejante tesoro documental. Porque, como expuso Miguel Thomson  en Zestoa (Mayo 2015), la cuestión es científica y no debe taparse por la existencia de conflictos de intereses.

Tal como viene reclamando EUSKERAREN JATORRIA ELKARTEA, con todas las garantías de datación  de los materiales para centrar la controversia sobre la autenticidad de los grafitos; sin obsesiones como las de quienes insisten en que los grafitos son ¡falsos!, ¡falsos! Un mantra que desde la ofuscación parece buscar, más que el conocimiento, que se declare a todas las piezas falsificaciones rechazables. En la misma línea del discurso que crece con la verdad histórica que predican algunos con la españolidad de los vascos, antes desde los godos, ahora, desde el genoma humano. En este contexto de obstrucción, desde un nacionalismo español arruinado, hay que hacer tabla rasa con IRUÑA-Beleia, sobre todo cuando se trata de un patrimonio de la historia de Euskal Herria; aunque se lleve a la escombrera lo que también es la Historia de la humanidad.

Anteriormente se ha citado a dos autores relacionados con la traducción del Pater Noster al euskara en el siglo XVI, uno con el dominio del euskara septentrional, Jean Leizarraga (1571); el otro, Juan Pz. de Betolaza (1596), en posesión del euskara más occidental. Ambos conocedores del latín para llevar a cabo la transliteración y versión propia de ser comprensible en eskuara, euskara, euskera o bien uskara.

El primero, Leizarraga,  comienza con GURE AITA / CERUETAN AICENA…, el núcleo mantiene la relación con la morfología de enlace donde el adjetivo posesivo se sitúa por delante del sustantivo: siempre se dice NIRE AMA, ZURE AITA, GURE ANAIA, nunca se cambia el orden; aunque esta no es la única manera de conformar el énfasis de la invocación, como por ejemplo podría  alcanzarse con ENE AITA, «padre mío», aunque así se diferencia del carácter fraternal GURE, «nuestro»; en cualquier caso, la voz, como adjetivo posesivo, mantiene el orden relativo al núcleo. El oficio de pronombre que sustituye al nombre se construye desde la matriz anterior; basta  añadir el afijo determinante, singular o plural, según sea el sujeto o el objeto poseído: a NIRE AMA, le corresponde NIREA, «la mía»; a ZURE AITA, ZUREA, «el tuyo»; a GURE ANAIA, GUREA, «el nuestro».

El segundo, Pz. de Betolaza, al traducir el Pater Noster (Doctrina Cristiana en Romance y Basquence, Bilbao, 1596), invierte el orden y empieza: AYTA GUREA / CERUETAN ZAGOZANA…; una construcción ajena al propio pensamiento de quien es poseedor del euskara, a la vez, que es receptor desde su dominio de la lengua. El giro es más que un modismo; es una aberración lingüística motivada por el carácter complejo del pensamiento inducido por la exaltación religiosa y la influencia directa de la morfología latina de su autor; una incoherencia para el pensamiento en euskara, con extravío de ideas, retorciendo el idioma funcional, haciendo de su morfología –útil para estructurar la lengua– la orientación religiosa impuesta.

La diferencia es clave para entender dos juicios en la catequesis. El primero sitúa la importancia de transmitir el significado de las palabras exponiendo la estructura semántica de los conceptos mientras se coordinan imágenes que se interiorizan con el pensamiento y el enunciado. El segundo, desde el primer hachazo, invita  con la ruptura del sistema de nexos y relaciones a generalizar la repetición de la oración como una letanía, sin intelección. Me recuerda a un tiempo que acudía a misa dominical con la gente repitiendo invocaciones en latín, antes del Concilio Vaticano II.

Del estudio de veinticuatro traducciones posteriores del Pater Noster, analizadas por Jose Antonio Arana Martija, sólo dos reconstruyen el pensamiento propio y las demás se ajustan al arraigo introducido entre la gente euskaldun en las catequesis. Uno de los dos euskaltzales fue Azkue (1896), quien, como no podía ser de otra manera sin contradecir su propio pensamiento, iniciaba la oración: ZERUETAN ZAGOZANA GURE AITA… con la expresión subordinada de relativo estructurada en primer plano de su pensamiento.

El segundo fue Sabino Arana, que en 1901 presentó una corrección a su AITA GUREA de un tiempo anterior para ajustarse a la orientación lógica del pensamiento y sus conexiones con el euskara: GEURE AITA / GOIKOA / ZEURE IZENA…

Este sintagma subrayado establece una relación de coordinación que está en la mente euskaldun con un orden de importancia para el pensamiento que va determinando la estructura lingüística que se usa al hablar. Era el pensamiento de Leizarraga en 1571, de Azkue en 1896 y de Sabino Arana cuando hizo la corrección de 1901. Este introito de GURE AITA…, o bien GEURE AITA …, respeta la advocación del Pater Noster de la tradición latina, pero con fidelidad al pensamiento que se manifiesta en euskara o eskuara.

GEURE es de uso general en el ámbito del euskara occidental y es frecuente entre los autores labortanos del s. XVII y principios del XVIII (Mitxelena). Está documentado en siglos posteriores por autores de toda Euskal Herria siendo GURE un metaplasmo de ahorro fonético. El orden de relación prepositiva se mantiene diacrónicamente en la formación de nuevos conceptos: GEUREGANATU, «adherirse a nosotros», «asociarse»; GEUREGANATZE, «apropiación (por nosotros)»; GEUREGANDU, «recobrarnos», «apropiarnos»; GEUREKOITASUN, «egoísmo»; GEURETZAKOTZE, «conquista».

La voz palatizada ATTA, según recogió Azkue en (DT, Bilbao, 1905) su monumental encuesta viva del euskara, se extendía a los territorios de Nabarra Garaia (NG), Gipuzkoa (G), Laburdi (L), Erronkari (ER). En B (Bizkaia) no suena así, sino AITA, a pesar de que alguien la ha escrito sin I.

Y, sin duda, también era el pensamiento, ajustado a su fonética de rasgos inherentes, grabado en las óstracas encontradas en los trabajos de arqueología de Lurmen, localizados en IRUÑA-Beleia: GIIVRII  ATA / YAVEH… La estructura profunda demuestra la orientación histórica de la capacidad innata de dominar la gramática aprendida desde la transmisión materna. Sólo en el caso de que este sintagma hubiese aparecido alterado, modificando el orden de relación conforme a la disposición implantada en los siglos XVI, XVII, XVIII, XIX, XX (21 advocaciones de otros tantos traductores), podrían mantenerse sospechas de falsificación. Porque, precisamente, la estructura creada por los traductores del Pater Noster, desde Juan Pz. de Betolaza en 1596 para su catecismo, violenta el pensamiento propio con su AYTA GUREA.

Todo lo que resulta de la demanda de la Diputación de Araba en los juzgados contra Lurmen (Eliseo Gil e Idoia Filloy, víctimas de la nueva Inquisición) más que provocación directa debería ser justa indignación ante el atropello que supone el desprecio de tanto SASI-JAINKO. A propósito del coto cerrado del Sanedrín de notables universitas debemos tener bien presente aquello que Bittor Kapanaga denunciaba de los SASI-JAKINTSUAK, que todo lo ven con las gafas del latín. Euskal Herria ha sido, y es, un pueblo que sigue las huellas del sujeto histórico desde la formación de su cultura de supervivencia durante el Paleolítico y un largo camino hasta el presente.

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