• Martes, Octubre 13th, 2015

El texto de Mikel Urkola pone sobre la mesa la importancia de la mitología en la toponimia. Sobre la importancia de la MITOLOGIA esto nos ha enviado Montse:

La mitología no son mitos ni fantasías creadas al azar, como las películas comerciales que estamos acostumbrados a ver proyectadas en cines y pantallas de TV. Son arquetipos universales que se repiten en multitud de culturas, cercanas o lejanas en el tiempo y en el espacio. Son fuentes de información nada despreciables, al igual que lo pueda ser la geología, arqueología, etc. La mitología puede complementar el estudio de los símbolos y de la lengua.

El método depende de lo que queramos estudiar y de la visión que el investigador le quiera dar. Tan válido es un método especializado como uno multidisciplinar. Despreciar el método ajeno no nos conduce a ninguna parte, porque nadie tiene la verdad absoluta y nos falta mucho por conocer.

Compartir los conocimientos me parece lo más práctico, y que cada uno haga lo que pueda en la medida de sus posibilidades. Si no hay tiempo para leer pues no se lee, tenemos nuestras limitaciones personales y eso también forma parte del proceso de investigación.

Para mí tan importante es la investigación de Javier Goitia como la de Mikel Urkola, o la de cualquiera de vosotros. Cada uno aporta su esfuerzo y eso es lo importante a mi entender.

Y como todo no es lo que a simple vista pueda parecer aquí van dos ejemplos:

1.- Los Dogon y su inexplicable conocimiento de la estrella Sirio, conocimiento reflejado en su mitología y recientemente corroborado por la astrofísica.

En la mitología Dogon, el ser mítico creador del universo se llama AMMA.

http://reydekish.com/2014/07/18/los-dogon-y-su-inexplicable-conocimiento-de-sirio/

2.- Rompiendo paradigmas: Gobekli Tepe, hace 11.000 años

http://reydekish.com/2014/01/20/gobekli-tepe-el-rompe-paradigmas/

Otra persona nos habla así de la mitología (https://www.facebook.com/ProgramaAgartha)

“Los mitos, junto con los símbolos y los ritos, constituyen la trilogía sagrada y reveladora con la que los pueblos arcaicos y las civilizaciones de la antigüedad expresaron toda su cultura, su ser mismo. Si el símbolo representa la “fijación”, en una determinada substancia, de un Pensamiento o Idea Arquetípica, y el rito no hace sino poner en movimiento a través del gesto ritmado y generativo la energía del símbolo, el mito evoca el tiempo de los orígenes primordiales y sacros de los pueblos, así como las gestas y hazañas de las personas y las  diosas-dioses civilizadores que los crearon. En el origen de cualquier civilización, religión o cultura, siempre existe un Ser mítico, un dios-diosa hecho hombre o mujer o una persona transfigurada en dios-diosa, que les revela las ciencias y las artes sagradas. Siendo así, y según nos dice la Tradición Unánime y Universal, el relato mítico es una enseñanza que transmite, utilizando el lenguaje emotivo de la poesía, una historia “ejemplar”, una historia-modelo a imitar por las personas. En este sentido diremos que todo relato mítico despierta una emoción intelectiva que aflora de las profundidades más recónditas de nuestro ser, trasladándonos por su intermedio a un tiempo donde lo profano, lineal y sucesivo no existe. El tiempo mítico es en verdad un no-tiempo, en el sentido al menos en que lo computamos de ordinario, lo que quiere decir que está ocurriendo siempre, en este mismo instante, pues en la realidad del Ser Universal también existen orígenes atemporales.

Vivir el mito es volver a recuperar la “memoria” de nuestro origen no-humano (la anámnesis o reminiscencia platónica) donde todo es nuevo y virginal, y la idea de anterior y posterior queda anulada por un presente sin duración cronológica posible. Utilizando la analogía simbólica, frente al poder destructor y disolvente del tiempo horizontal, que deviene en un flujo y reflujo perenne, el acontecimiento mítico posibilita un puente vertical que enlaza con un orden de realidad diferente, supra-histórico por su misma naturaleza. El mensaje que se desprende de los mitos es, pues, algo relacionado con el proceso cosmogónico, con la creación del mundo a partir de un caos primigenio. En nuestro propio trabajo interno podemos advertir este proceso arquetípico en el ordenamiento que se va implantando en nuestra confusa psiquis cuando se produce la comprensión de las Ideas expresadas por la enseñanza de la Ciencia Sagrada, llevándolas posteriormente a su efectivización práctica, vivenciándolas y experimentándolas en la propia cotidianidad. Advirtamos, por último, que las leyendas iniciáticas y esotéricas, y en un grado menor, los cuentos y fábulas que perviven en el folklore popular, son otras tantas formas que adopta el relato mítico para expresar verdades universales”.

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