Juan Martin Elexpuru Arregi: Los grafitos en euskera de Iruña-Veleia
Son abundantes los nombres euskéricos de divinidades y personas en la epigrafía de época romana. Los conjuntos más importantes son los de Aquitania y Rioja-Soria. Pero los de Iruña-Veleia constituyen los primeros textos y palabras en euskera aparecidos en un contexto propio, fuera de frases latinas. De los 400 grafitos considerados excepcionales 50 están euskera. Y a que muchos de ellos están escritos por ambos lados, podemos elevar la cifra a 75.
Datados entre los siglos III y V d.C. Tenemos unas 80 palabras comunes diferentes; contando las repetidas, los nombres propios y las de otras lenguas, forman un corpus de unas 275 palabras. Nombres de familia (ama, ata, reba…), colores , etc., es decir, palabras de la vida cotidiana por un lado, y términos y frases relacionados con el cristianismo, por otro. Una docena de frases completas. La llamada “Casa de los Rosetones” es el origen de una buena parte de los grafitos en euskera, pero el sondeo 32 de extramuros también ha sido muy fructífero. Aparecieron también piezas sueltas en otros seis o siete lugares. Un corpus maravilloso tanto para la investigación lingüística como para la histórica.
Alicia Satué Lantaron: Curiosidades sobre cuestiones fonéticas, gráficas y humanas en los grafitos de Iruña-Veleia
El corpus veleyense ofrece materia susceptible de estudio en una cantidad tal que, para poder abarcarla como merece, se requeriría de decenas de congresos como éste. En esta ocasión del segundo congreso internacional de Iruña-Veleia, dado que en mi intervención en el primero (celebrado en 2012) mencioné de pasada el problema de la QV de Anquises y de Aquiles a propósito de un grafito del que hablé, sintiendo no poder detenerme -por falta de tiempo- a dar mi opinión al respecto -pero dejando abierta la puerta a la posibilidad de hacerlo, tal vez, en otra ocasión-, y teniendo en cuenta también que sólo dispongo de 25 minutos como máximo para mi conferencia -lo cual frustra directamente cualquier anhelo de tratar de explicar de un modo fructífero y suficientemente ilustrado la situación de la declinación latina en el siglo III (lo cual ha sido el objeto fundamental de mi estudio durante los últimos años)-, he decidido sencillamente cumplir con aquella mi palabra de entonces, centrando mi aportación al coloquio en la cuestión señalada más arriba y a otras a ella tangenciales.
Éstas son, al mismo tiempo, fonéticas, gráficas y completamente humanas si es que han de ser interpretadas como errores, y no sólo porque el mismo errar es humano, sino porque en esta guerra de palabras en que se ha convertido desde el principio el affaire de Iruña-Veleia a mí me duele especialmente -por mucho que sea filóloga y, por ello, amante de las palabras- que se niegue, aun de manera indirecta, la mera existencia de las personas que escribieron los grafitos cuyas letritas nos desvelan. “Todo lo que tiene nombre es”, dicen; algunas de las personas que vivieron en la Iruña-Veleia del siglo III y que realizaron los grafitos dejaron escrito también su nombre. Stat rosa pristina nomine, nomina nuda tenemus. Otras personas, sin embargo, no, mas no por ello no existieron.
Mapi Alonso Fourcade: ¿Como tendríamos que interpretar la forma verbal egin bedi/badi documentada en IruñaVeleia?
Entre las formas verbales documentadas en Iruña-Veleia aparecen dos versiones de una misma forma egin badi/bedi de gran interés a la hora de intentar sistematizar el conjunto total del que, sin duda, estas dos versiones en las que aparece el auxiliar edin acompañando a egin constituyen la joya de la corona.
La pregunta del título viene al caso de que en esta ocasión, como en otras, una de las dificultades que presenta su estudio es la de escapar al anacronismo que supondría interpretarla desde los valores que asume en el sistema verbal actual.
Tomando como argumento central “el nucleo duro” de las tesis de Lafon sobre la función que en el origen y evolución del sistema verbal vasco perifrástico habrían jugado los auxiliares izan y edin, por nuestra parte, en esta comunicación, defenderemos que una forma como el egin bedi que aparece en Veleia no tendría el valor modal (imperativo) que tiene en el sistema actual, en el que los modos, los tiempos y los aspectos, las tres grandes categorías que sirven para determinar la acción verbal están diferenciados y gramaticalizados, sino otro más próximo que no exacto al valor temporal de futuro que hoy tienen las formas de tipo ko+ presente de izan.
Este valor seria ante todo aspectual e iría asociado al significado del auxiliar edin, “llegar a ser”, que frente a izan, “sersiempre”, permitiría introducir una diferencia entre el antes y el después.
Luis Silgo Gauche: La importancia de los grafitti de Iruña-Veleia para el estudio del protovasco y del ibérico
Las inscripciones sobre cerámica – y otros soportes – ofrecidas por las excavaciones en el yacimiento de Iruña-Veleia suponen una aportación fundamental para el estudio del latín vulgar, del cristianismo y para otros aspectos de la Antigüedad Tardía. No lo son menos para el estudio histórico de la lengua vasca y, por la relación que tiene con ella, para el ibérico.
Los graffiti en lengua vasca muestran una acusada estabilidad de esta a través de los dos milenios posteriores, bien que con fenómenos fonéticos bien conocidos hace ya tiempo. Aunque los resultados ante los que no encontramos podían haber sido alcanzados por otros medios (por ejemplo por el estudio de los préstamos del latín al proto-vasco) los graffiti de este yacimiento permiten de manera directa comprobar esa estabilidad. Y esta misma estabilidad indica que la comparación ibero-vasca ha de llevarse con el máximo rigor, comparando palabra a palabra completas sin recurrir a posibles raíces y segmentos que tomados aisladamente puedan suponer ciertamente un esfuerzo valioso, pero estéril vista dicha regularidad desde hace dos mil años.
Al mismo tiempo anima a profundizar en el estudio del ibérico teniendo en cuenta que partiendo de este principio se han multiplicado las correspondencias ibero-vascas con una gran seguridad.
Mikel Urkola Elizegi: La presencia de la –a final en varios grafitos vuelve a abrir el debate sobre este sufijo vasco y a cuestionar el axioma de su traducción como artículo
Según el informe de Lakarra, a habría evolucionado desde un constructo medieval *har, pasando por un hipotético ha hasta el actual a. El que en los grafitos aparezcan “naia, lurra, sua, izana” le inducen a que tienen que ser falsos. El dictamen de Gorrochategui afirma lo mismo y dice que “el surgimiento del artículo determinado… mediante un proceso de gramaticalización… a partir de un demostrativo anterior… según propuso Schuchardt… el proceso es exactamente el mismo en las lenguas románicas y germánicas”. Añade a las de Lakarra las palabras “mona”, “araina” y propone que estos grafitos son falsos. Ambos siguen los modelos indoeuropeistas y carecen de comprobación empírica de ejemplos lingüísticos cotidianos.
Ni Lakarra ni Gorrochategui plantean que el sufijo a pueda ser otra cosa que artíc. deter. Por ejemplo: caso declinativo NOR “erleak eztia ematen du”, “la abeja da miel”. O bien a en final de topónimos: “Hondarribia”, “Azkoitia”, “Azpeitia” o de apellidos “Atxa”, “Ibarra”, “Larrea” donde “a” tampoco es artículo; tampoco en final de sustantivos “aurkibidea” o de locuciones como “emakume ederra”.
Ni Lakarra ni Gorrochategui toman en cuenta la presencia de –a final en varias palabras de época romana como IBARRA (en Plasenzuela), ILLUNA (en Trespuentes).
Ni tienen en cuenta los topónimos de edad clásica terminados en a ni la presencia de a en el ibérico ni en Centroe Europa según Vennemann: “so many Central European toponymys terminate in a”.