• Asteartea, Abendua 13th, 2016

Iruña-Veleia eta Kristautasuna izeneko jardunaldian, Felix Rodrigo Mora ikerle madrildarrak San Prudentzioko basilikari egindako bisitaren bidez Bagauda mugimenduaz eta Erdi Aroko Arteaz mintzatu zen. San Prudentzioko irudi erotikoak ikustea (Felixen azalpenik gabe ezin ohartu horietaz) nahikoa da erlijioaz kontatu diguten historian zati interesgarrienak falta direla pentsatzek.

Laburpena

Honakoak, XII. mendeak, badu kalitate estetikoko dekorazio eskultoriko oso bikaina, atsegina eta espirituaren goratzea eragiten duena. Goi Erdi Aroko iraultzarekin, V. mendeko Bagauda mugimendu baskoiarekin duen zerikusia, katramilatsua da, korapilatsua eta urrunekoa.

VIII. mendeko beste tenplu baten gainean dago eraikia, kronologikoki hurbilagokoa zena eta haren mundu ikuskera duena. Arte erromatarra, bere aldaera herritar edo zabalduan, bere lorpen zibilizatzaile handien baiespen eta ezespen da, bere izaera askatzailea hobeki agertzen delarik, nahiz eta ezin den  begiz atzeman, Arabako nahiz Nafarroako eremiten bizitokietan, kristau iraultzaren zenobitismo edo mojetasunaren adierazpen, mutazio itzeleko haren elementu eragile erabakiorra.

Euskal Herria historikoan, Goi Erdi Aroko aztarnak (V-X. mendeak), haitzuloetako eremiten bizitoki bilduma ederrak salbuetsita, urriak dira oso: Fitero, Bastida, Susoko monasterioa, Zalduondo, Arrigorriaga, Elorrio, Meñaka, Irun… Erromanikoa amaiera da, nahiz eta Armentia amaiera egundokoa, liluragarria. Gauza bera sumatzen da, gutxienez, beste bi euskal tenplu erromanikotan, Artaizko San Martinen eta Tuestan.

Testu zatia

La revolución altomedieval rompe con todo ello. Por un lado unifica arte y público, estética y utilidad, y, por otro, emancipa el acto artístico de la propaganda. Todos son creadores de arte, y todo lo existente debe ser estético, a la vez que cesa el aleccionamiento, para hacer que la obra de arte manifieste el estado anímico de su creador, personal o grupal.

La parte emocional, intuitiva y pasional del arte es con ello intensamente promovida, una vez que aquél se libera de servir, por y con frío cálculo, al poder constituido. La práctica artística deja de ser medio y se hace fin, pierde su condición alevosamente pedagógica para pasar a expresar e impulsar lo esencialmente humano en la esfera de lo sensitivo, afectivo, pasional y cognoscitivo específico, situación que permite el despliegue de la categoría de sublime. Lo real total y ya no la razón de Estado (sobre todo, porque deja de haber ente estatal en lo principal) llega a ser su fundamento. El par belleza/sublimidad, con los dos polos fusionados pero a la vez diferenciados y en buena medida enfrentados, desarrolla su positividad antagonizante unitaria, haciendo que de la tensión de los opuestos pero a la vez unidos resulte el mejoramiento y el avance.

En ese tiempo la religión es parte y sólo parte, ocupando un espacio estético limitado, de manera que el arte medieval se ocupa de la totalidad de lo humano y lo real. Sólo con la imposición del gótico se hace obsesivamente piadoso y, por ello, reduccionista y deshumanizado. En aquél desaparece el artista en tanto que especialista en crear belleza, sustituido por la categoría del artista-multitud: todos hacen arte, como individuos y asociadamente, lo que significa la conquista de la libertad creativa para el conjunto de los seres humanos, y no sólo para algunos “genios” aleccionadores, que desempeñan en lo estético la misma función que el emperador en lo político y el papa en lo religioso. Pero el hecho estético tiene que fundamentarse en la calidad, en el oficio, en el buen hacer, en la busca de la excelencia, pues su meta es lo óptimo, que surge del éxtasis esforzado y el tormento emocional, vale decir, de la amorosa voluntad de servicio.

La sutilidad y la dialéctica, además del universalismo, prevalecen. A la vez que se rechaza a Roma en lo político, lo económico y lo social se admite una parte significativa de su legado cultural y estético, pudiéndose decir que gracias a la revolución altomedieval, iniciada por los bagaudas y estimulada por el monacato cristiano revolucionario durante más de medio milenio, se salva y transmite la cultura y el arte clásico, griego y romano, al que sus creadores, al sumirse en la decadencia y la barbarie por hiper-extensión del Estado, habían dado la espalda.

La noción del amor, como entrega al otro, ordena la práctica estética cotidiana. Pero dicha categoría se formula con riguroso realismo, pues mientras la comunidad popular vasca instituye la idea de servicio de unos a otros dentro de sí misma tiene que atender, para sobrevivir, al combate armado contra los opresores y agresores, primero el reino godo católico de Toledo y luego el Estado musulmán de al Ándalus, los dos virulentos enemigos, junto con el imperio carolingio, de la revolución bagauda y su continuación. Así imperó la complejidad.

Ponentzia: Revolución Bagauda y Arte Medieval

San Prudentzioko basilika

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