Felix Placer fue el primer ponente de la jornada “Iruña-Veleia y el Cristianismo”. Felix ha publicado el libro “La religión en Euskal Herria” (2010, Txalaparta)
TÃtulo de la charla
El contexto religioso en Euskal Herria en la época de Iruña-Veleia
Resumen
Extracto
Los mitos y sÃmbolos vascos afectan a todas las dimensiones de la convivencia humana y con la naturaleza expresando las concepciones básicas de sus relaciones mutuas. La diosa vasca (Mari), la tierra (Ama lur), los habitantes de los bosques (basajaun, basandere, olentzero…), los genios benignos y malignos (lamiak, sorgiñak, herensuge…), los señores del cielo (Urtzia, Odei, Eguzki, Illargi, …), son personajes mÃticos donde está contenida la dimensión religiosa de su identidad étnica, con una amplia serie de ritos para congraciarse con esos seres, para pedir su protección y defensa, para conseguir una vida próspera y en paz.
José MarÃa Satrustegi (1883) diferencia tres tipos de mitos: cosmogónicos, que explican la cosmovisión primitiva de los vascos; personajes mÃticos que regÃan la naturaleza y héroes culturizadores que trajeron a Euskal Herria alimentos básicos y tecnologÃa de los metales. Dentro de esta tipologÃa pueden clasificarse los abundantes mitos recogidos por J. M. de Barandiaran (2001), entre otros:
Ama lur: centro referencial de toda la mitologÃa vasca
Señores del cielo: Urtzia, Eguzki, Ilargi
Gigantes de la montaña: Tartalo, maruak
Gran diosa vasca : Mari
Habitantes de los bosques: basajaun, basandere
Genios de las profundidades: Herensuge
Hadas y brujas vascas: lamiak, sorgiñak
Diablos y duendes: zaldigorri, zezen gorri
Animales: erle, otso, hartz, basurde…
Se puede decir que la religión en su conjunto es considerada como forma de protección del pueblo, moralizadora y dominante de las costumbres y comportamientos, sobre todo en el cristianismo. Pero la religión más profunda, original y mÃtica es identificadora del pueblo: sus signos religiosos le representan como tal pueblo y, al mismo tiempo, es generadora de convivencia tanto con los poderes naturales como entre las personas. J. Mz. Montoya (1999) atribuye a la religión vasca tradicional las funciones de generar y dar estabilidad a la vida social (ordenación de la vida social), ser signo de permanencia del grupo humano y, por fin, asegurar su continuidad en el tiempo y en el espacio. Subraya la importancia de la etxe o lógica simbólica doméstica extendida a diferentes ámbitos territoriales
Jorge Oteiza (1993) relaciona la religiosidad estética con la intimidad vasca. Esta relación, afirma, procede de la “creación estética del cromlech vasco cuyo sentimiento fuerza quiere traducir religiosamente”. Para Oteiza el pastor vasco constructor del cromlech es “el verdadero constructor de nuestra conciencia… y el que traduce la primitiva religiosidad… descubre el propio yo y visualiza la idea absoluta de Dios en el cromlech”. En su relación con el vacÃo (huts) y silencio es donde el hombre primitivo vasco “descubre su espÃritu y se ampara en esa confianza, transforma sus ideas religiosas, enriquece su idioma y entra en un comportamiento de su vida, natural”. Desde ahà establece una relación entre Urtzi (Dios como firmamento) y huts. Ser vasco es ver el mundo de una manera determinada cuya intuición más profunda es ese vacÃo.
Ponencia
Felix_Placer_El_contexto_religioso_en_Euskal_Herria_en_la_epoca_de_I-V