• Sábado, Julio 06th, 2013

A lo largo de la historia ha habido muchos Galileos, condenados por intentar ir más allá del conocimiento de sus respectivas épocas.

Aunque el mas conocido haya sido Galileo Galilei, podríamos mencionar bastantes más, por ejemplo Ignacio F. Semmelweis, el Galileo de la limpieza de manos. Aunque hoy día se celebra del día de la limpieza de manos, hace solo siglo y medio era habitual que médicos y alumnos/as estuviesen examinando cadáveres y seguido atendiendo parturientas. Ello creaba unos índices de mortalidad escandalosos y aunque Semmelweis se dio cuenta y propuso la limpieza y desinfección de manos no le hicieron caso hasta después de su muerte:

Durante este período Semmelweis realiza un minucioso trabajo descriptivo acerca de los fallecimientos y las circunstancias en que se suceden… desde 1784 hasta 1848 y elabora tablas cruzando los datos de partos, defunciones y tasas de mortalidad para esos años.

En junio de ese año diagnostica cáncer de útero a una mujer que se creía embarazada. Tras examinarla explora a cinco mujeres durante el parto; las cinco morirán por fiebre puerperal, lo que le permite generalizar sus conclusiones: la manos pueden ser vectores de transmisión de sustancias infectantes.

Decide extender la práctica del lavado con cloruro cálcico a cualquiera que vaya a examinar a las embarazadas, y la mortalidad cae al 0,23%.

Y sin embargo, por vanidad o por envidia, los principales cirujanos y obstetras europeos ignoran o rechazan su descubrimiento. Llegan a afirmar que no es posible reproducir los resultados de su experimento, y que ha falseado las estadísticas obtenidas. Solo cinco profesores le mostrarán apoyo público: Skoda, Rokitansky, Hébra, Heller y Helm (igual que en Iruña-Veleia donde  solamente unos cinco lingüístas han defendido los grafitos). Sin embargo en la corte prevalece la opinión del doctor Klein y el 20 de marzo de 1849 Semmelweis es nuevamente expulsado de la Maternidad.

En palabras del profesor Hebra: “Cuando se haga la Historia de los errores humanos se encontrarán difícilmente ejemplos de esta clase y provocará asombro que personas tan competentes, tan especializadas, pudiesen, en su propia ciencia, ser tan ciegas.”

Eliseo, no te preocupes, la verdad es solo eso, VERDAD,

aunque muchas veces tenga sombras

hasta casi no poder percibirse,

aunque muchas veces el camino hacia ella desaparece,

hasta llegar a pensar si hay  tal camino,

pero al final

la VERDAD prevalece,

el sendero se va abriendo donde menos lo esperas y,

aparecen compañeros/as de viaje en el horizonte

que te ayudarán a dar los últimos pasos para llegar al final.

Eutsi goiari.

A Eliseo, el Galileo de Iruña-Veleia

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Apartado: Iruña-Veleia
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