Hurrengo post honetan, Jabier Goitiak Oka ibaiari buruzko azterketa jaso dugu. Bertan, oka ar-oka hitzarekin lotzen du, gauza finkoa alegia. Iberiar toponimian oza, osa eta antzeko aldagaiak egon daitezkeela diosku:
Oka
Oka es apenas un golpe de voz, pero una voz totalmente nuestra y una de las más potentes, contundentes y aceptadas en préstamo por grandes y pequeñas lenguas. En esencia es un adjetivo que está –por ejemplo- en la “roca” castellana (inicialmente arr-oka o batolito, piedra sólida).
Su significado, firme, anclado al suelo, unido, monolĂtico, de una pieza, inamovible. No deberĂa importar la grafĂa, pero las obsesiones posesivas aceleran los disparates para los que polĂticos y acadĂ©micos suelen estar listos; asĂ, si se buscan en la toponimia española predios que contengan “oka”, solo se encuentran once (11) y todos ellos en Euskalerria.
En cambio, con “ce” se llegan a descubrir hasta 862 entre los cuales están duplicados, triplicados y hasta “eneados” todos los nuestros: A Barroca, A Broca, A Coca, A Toca, A Oca, A Roca, Aroca, Azoca, Coca, Can Patxoca, Daroca, Jiloca, Zarroca, Enlloca, Vacamoca, Pava Loca, Mariloca, Mediaboca, Motor de la Roca y hasta Virgen Loca son algunos ejemplos de este casi millar.
Si se buscan en “oza”, una de las formas evolutivas “s”, “z”, “k”, el nĂşmero llega a 1.188, entre ellas Bosque de Oza, Garroza, La Hoza, Muñoza, La Loza, RĂo Oza, RĂorroza, Zaragoza (más de 10), etc. Finalmente, con “Osa” el nĂşmero se multiplica hasta 8.171 y no solo porque “osa” sea una desinencia castellana, catalana o gallega frecuente, porque siguen apareciendo las mismas composiciones que con “oza”, “oca” y “oka”…
Esto quiere decir que hay que analizar cada caso con las circunstancias locales y eventualmente histĂłricas, pero que el sonido es netamente autĂłctono si tomamos como autoctonĂa la Euskalerria central de nuestras ilusiones creada como expresiĂłn de una contracciĂłn, una retracciĂłn del habla del sustrato, cosa de la que los latinistas huyen como el diablo de la cruz y para cuya explicaciĂłn conceden –con gran generosidad- una expansiĂłn tardo medieval.
El rĂo “Oka” bizkaĂno no es un caso aislado, ya que hay otro RĂo de Oca en Galicia afluente del Ulla además del BurgalĂ©s, apenas un tramo corto y violentamente encajado del Homino antes de entregar sus aguas al Ebro, pero tambiĂ©n hay torrentes, barrancos, fuentes, valles, hoyas, ramblas de L’ocata, De Oca…y muchos muchos De Lucas, Mari Lucas, Piluca y por fin alguno con “aire” vasco, Lucain.
El Oka, bizkaĂno, es caserĂo y arroyo en Zugastieta; el Ăşltimo apenas tiene un kilĂłmetro encajado y profundo pero es una prueba de hasta quĂ© lĂmites llegaron los antepasados en la descripciĂłn del territorio, prueba de que esos grupos humanos necesitaban conocer con precisiĂłn las caracterĂsticas de predios que solo podĂan interesar a cazadores o pastores.
Todo esto hace muy difĂcil que nos imaginemos una poblaciĂłn con diez o quince mil rebaños celtas recorriendo y bautizando todos los rincones de España. Vamos, que lo celta de esa guisa parece un invento.
El “oka” vasco, asĂ, tal cual, es una raĂz sustantiva y adjetiva en referencia a la firmeza, a la inmovilidad de una peña, de un cauce o de algĂşn otro atributo morfolĂłgico. Para el hombre actual que canaliza y retiene rĂos, que cambia sus cauces con dragados y extracciones de grava y que vuela las rocas, esta precisiĂłn apenas tiene significancia, pero un dĂa la tuvo.
Si el “oka” actual fuera una evoluciĂłn desde “osa” –muy probable en muchas de las osas, osos, osines, hocinos y hozinos españoles, su significado estarĂa relacionado con la existencia de pozos de distinta etiologĂa.
Oka: oza / osa? putzua?
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