Azken post honetan hizkuntzen egonkortasuna, euskerak baduela senide bat eta ondorioak azaldi ditu Jaime Martinek:
g) Las semejanzas se mantienen durante milenios
He dado veinticuatro ejemplos que son muy significativos. La pregunta se hace inevitable. ¿Cómo es posible que se conserven hoy tantos rasgos comunes, en léxico y en estructura, entre ambas lenguas, al cabo de miles y miles de años? Según algunos lingüistas, los condicionamientos culturales y sociales influyen de modo decisivo en la relación o parentesco que se da entre lenguas.
Von der Gabelentz en 1891 señalaba que la estabilidad cultural tiende a frenar el cambio y eso se nota en el propio lenguaje. Lehmann en 1978 precisaba que en las lenguas hay momentos de mayor estabilidad porque hay mayor coherencia lingüística, es decir, la coherencia favorece el conservadurismo. Sin embargo, el conservadurismo puede verse influido tanto por el aislamiento sociocultural y geográfico como por el que genera el cambio climático (glaciación, desertización).
Seguramente, la muy coherente organización del dogón y del euskera ha permitido, a pesar de la separación geográfica, la permanencia secular de sus rasgos lingüísticos. A ello ha podido contribuir, a mi modo de ver, el hecho más trascendental sin duda: que la lengua, la cultura y las tradiciones hayan sido transmitidas sólo por vía oral, de generación en generación. Tengo constancia de que ha sido así en el caso del pueblo dogón.
Hace unos doce años, Edo Nyland (que hoy está con nosotros) se sorprendía de que la lengua neolítica del Sahara haya sobrevivido durante milenios casi intacta y de que todavía sea hablada en condiciones muy similares por el pueblo vasco.
Merritt Ruhlen en Origen del lenguaje (1994), a propósito de la comparación entre dos lenguas supuestamente emparentadas, dice que “las semejanzas sólo pueden explicarse por tres mecanismos: convergencia, préstamo y origen común. Si eliminamos la convergencia (que en lenguaje siempre es casual y raro) y el préstamo (que es fruto de influencia cultural o de convivencia) los parecidos que permanecen deben ser atribuidos a la única explicación que queda para tales similitudes, el origen común. Las semejanzas percibidas están allí hoy porque han estado allí desde el principio”.
Os digo sinceramente que viajar al pasado con el pasaporte único de la palabra es una experiencia muy gratificante y palpar la huella que dejaron quienes vivieron hace milenios es algo inefable.
h) Existe un pariente próximo del euskera
En Las lenguas de España subrayaba Tovar que el aislamiento del vascuence, su falta de parientes próximos era uno de los motivos de orgullo de los euskaldunes. Me ha hecho recordar las sinceras palabras de Juan Inazio Hartsuaga en el pasado congreso de Lazkao: “El mito de la soledad del euskera ha prendido muy dentro de nuestra mente, siempre y para siempre nuestro, motivo de orgullo y ausencia de necesidad de buscar nada fuera”. Enseguida advertía que eran pensamientos equivocados y daba sus razones. Yo simplemente quería añadir dos más. Que todas las lenguas son patrimonio de la Humanidad y que existe un pariente próximo del vascuence.
Podéis seguir sintiendo ese orgullo, porque el dogón es la lengua de un pueblo que ha desarrollado una civilización sorprendente por muchos motivos. Desde hace más de un siglo, tanto etnólogos, lingüistas y antropólogos como arqueólogos e historiadores del arte y de la cultura, han dedicado tiempo y esfuerzo al conocimiento y difusión de tan singular pueblo. A partir de ahora, las instituciones que tienen una gran responsabilidad en el euskera no deben seguir ignorando este hecho, ni recurriendo a la reconstrucción interna, con la comparación entre euskalkis, como único método de “futuro”, en busca del protovasco. Vosotros, como vascos y euskaldunes que amáis vuestro idioma, os merecéis que la investigación sobre este tema progrese de una vez por caminos más seguros y claros. Queda todavía mucho por hacer en el terreno lingüístico-cultural que atañe a ambos pueblos. Os animo a comparar la morfología verbal y las variedades dialectales, y a analizar la cultura y las tradiciones (bailes, ritos, leyendas, etc.) que hayan podido compartir.
i) Conclusiones
A mi juicio, aporto pruebas válidas y suficientes que permiten pensar que el dogón sea la lengua originaria del euskera. Por consiguiente, el euskera, considerado hoy el idioma más antiguo de Europa, no es, en su origen, europeo, sino africano. Mi estudio titulado “Un enigma esclarecido: el origen del vasco” (que tengo registrado) puede contribuir en gran medida a un mejor conocimiento del pasado del euskera y a la reconstrucción del protovasco. Es un estudio estrictamente lingüístico, que sin embargo supone elementos socioculturales y valoraciones relevantes que invitan a la reflexión.
Creo que el dogón es probablemente un nuevo miembro de la familia lingüística que Hans Mukarovsky en 1965 denominó Euro-sahariano, una base esencial para poder confirmar la supuesta difusión del vascón por toda la Península Ibérica y un valioso elemento de apoyo para las conocidas tesis vascónicas de Theo Vennemann, Kalevi Wuiik y Stephen Oppenheimer. A mi entender, el dogón ha de ser incluido en la superfamilia dené-caucásica, a la que igualmente pertenece el euskera.
Por último, deseo trasladaros mi convencimiento de que el dogón y el vasco tienen “algo” que decir en el ambicioso proyecto lingüístico, iniciado hace ya tiempo por lingüistas y filólogos rusos y norteamericanos, conocido como Mother Tongue o Protohuman, esto es, el lenguaje humano originario.