El Euskera
La Lingüística comenzó a iluminar el panorama en el siglo XIX. Expertos de la talla de Humboldt determinaron que la lengua vasca, el Euskara, no es de origen Indoeuropeo. La concordancia de fonemas con idiomas como el sardo, el proto turco y el armenio, así como la existencia de cientos de nombres de montes, peñas, ríos y poblaciones en el Viejo Continente, parece deberse a la existencia de un idioma europeo anterior a las invasiones Arias. En opinión de especialistas contemporáneos como Martin Haspelmath, Elisabeth Hamel y Larry Trask, el Euskara sería el único superviviente de aquel idioma común europeo.
Theo Venneman, que desarrolló su vida profesional en la Universidad de Múnich desde 1974 hasta 2005 y también fue profesor en las de Salzburgo, Libre de Berlín y Estatal de Nueva York; preguntado acerca del origen del Euskara, respondió: “Todas las lenguas tienen su origen en algún lado, muchas veces no sabemos dónde. Pero en la época que tratamos aquí, el euskara no había venido de ninguna parte, ya estaba aquí cuando llegaron las demás lenguas. Bajo este concepto el euskara es la lengua más antigua de Europa. Todas las otras lenguas son idiomas de extranjeros que vinieron del Este y que fueron tan influyentes, que pudieron imponer sus lenguas a los habitantes primitivos.”
La Fisionomía
En el año 1928, José Miguel de Barandiarán y Telesforo de Aranzadi iniciaron excavaciones arqueológicas en la cueva de Urtiaga, cercana a Deba en Gipuzkoa, abriendo una nueva línea de investigación que desacreditaba la Teoría Migracionista. Las conclusiones de las investigaciones se sustentan en las mediciones de la base occipital del cráneo, denominada “Basión”, que en el caso de los Vascos va hacia el interior y en el resto de los europeos hacia el exterior, produciendo un abultamiento de la frente y un retraimiento de la barbilla.
Barandiarán lo explicó de este modo: “Estos datos nos sugirieron la idea de que el tipo vasco es resultado de la evolución local del hombre de Cro Magnon, operada desde el final del Paleolítico, cuando el clima, la alimentación y los modos de vida experimentaban honda transformación en toda Europa.”
El arqueólogo Jesús Altuna nos dice que el ser humano empieza a cambiar de aspecto en el Aziliense (10.000 a 8.000 a.C.), primer periodo de lo que se denomina Mesolítico: “Esto ha podido ser conocido mediante la serie de cráneos hallados en la cueva de Urtiaga. El cráneo más antiguo, perteneciente al Magdaleniense final, es del tipo de Cro-Magnon, pero muestra un comienzo de evolución hacia el tipo vasco. Los cráneos hallados en el nivel Aziliense de esta misma cueva son intermedios entre el tipo Cro-Magnon y el vasco”.
No solo fui alumno de don José Miguel de Barandiarán en la Universidad del Opus Dei de Pamplona sino que me honró con su amistad y fuimos colaboradores en la Sociedad de Estudios Vascos y el Grupo Etniker de Investigación Etnográfica de Navarra.