A continuación se puede leer el trabajo completo de Mikel Urkola sobre mitología preindoeuropea
Aukeratutako etiketa ◊ preindoeuropea ◊
Sobre la terminación –AMA, el nudo gordiano de la posición de Michelena parece ser el siguiente: ¿existe o no existe explicación vasca de algunos –ama?. Michelena dijo que no. Mi modesta opinión es que sí, pero esta explicación es de orden etnomitológico. Se trata de una cuestión de “sentido”; todo el mundo conoce la traducción vasca de –ama. El debate se centra, pues, en el terreno etnomitológico, no en el fonético o documental. Es cuestión de interdisciplinariedad: onomástica y etnomitología vasca. El gran linguista Michelena, al menos en estas páginas, de hecho, no abordó este terreno interdisciplinar.
Un ejemplo es el caso de lez-ama. Mitxelena (1989) en p. 122, analiza el vasco “leize (lize), leze “sima” y recoge diversas variantes y composiciones de “leze”. Pese a ello, de lez-ama dirá que es indoeuropeo. En el mismo libro analiza lete y ais como vascos; pese a ello dirá que let-ais-ama es indoeuropeo. La misma conclusión con Be-iz-ama. Michelena, en Apellidos, analiza el vasco “be(h)e suelo, parte inferior” en p. 140; asimismo, i(t)zen p. 108 y
en p. 42 como variante de (h)aitz;sin embargo dirá que Beizamaes indoeuropeo.
Mitxelena en Apellidos (1989, p. 44), dedica al estudio de -AMA más de media página en la que hace referencia de 11 nombres y a los que añade un “etc.”. En ellos no pone en duda la forma terminativa –ama y no contempla para nada el aspecto mitológico de este término en Vasco. En esta obra tampoco estudia nombres mitológicos como Mari(o Santa Marina) ni Zurietao sus variantes Zurita y Zorita –que son apellidos vascos- ni “lamin” (Laminiturrien
Rioja y Laminiano en Ciudad Real) “. En esa página, considera “leve disfraz vasco” (subrayado mío) el de Ulzama, Uzama, Ut(z)çama, Uxama”.
Francisco de Villar ( 2005, p. 280 y ss) estudia -amo y su variante femenina –ama como sufijo superlativo céltico que estaría presente en ciertos topónimos terminados en -AMA. Si –amo y –ama son sufijos superlativos, probablemente lo sean de un adjetivo. Pues bien; entre los que aquí contemplo, solo hay un caso claro de preindoeuropeo en que “ama” aparece acompañando a un adjetivo, es el de “amazabal” en Leitza; pero éste no es sufijo.
Primera cuestión es que el superlativo céltico se forme con terminación en –amo (masculino) o –ama (femenino) de adjetivos, lo cual no pongo en duda. Segunda cuestión es que ese superlativo sea aplicable a algunos casos de la onomástica céltica de Europa. Y una tercera cuestión, la que aquí planteamos, es la terminación –AMA con algunos sustantivos preindoeuropeos concretos que aquí analizo.
Añádanse a ello las terminaciones en -amaclaramente árabes, como los alama. Además, está el sufijo hidronímico –ma que estudia Tovar A (1970) en su artículo de “Hidronimia Europea Antigua: Jarama, Balsa”. La existencia -en cuanto tal existencia- de este sufijo hidronímico extendido por Europa occidental hasta Lituania, según su testimonio, parece indubitable y, personalmente, no lo pongo en cuestión; pero hay que observar que no ofrece traducción del tal sufijo –macomo tampoco lo ofrece Michelena del supuesto sufijo indoeuropeo –ama.
Aquí, lo que pretendo es añadir a las posibles interpretaciones árabe, céltica o indoeuropea una vía de interpretación de –AMA como terminación sustantiva preindoeuropea presente en varios topónimos preindoeuropeos. Llegamos así a una homofonía de AMA: preindoeuropea, céltica, indoeuropea y árabe, que ha de ser dilucidada en cada caso concreto. Cuestión de aplicabilidad es discernir cuándo y en qué casos concretos debe ser aplicado un significado concreto a una forma y en cuáles otros ha de serle aplicado otro significado.
Tovar como Michelena se limitan a decir que los <ama> son indoeuropeos, pero no ofrecen traducción alguna. Al mismo tiempo no recogen ninguna alusión de los Río Madre ni de los Montes de la Madre castellanos que he encontrado y cito a continuación.
2- ¿ QUÉ QUIERO DECIR CON “PREINDOEUROPEO?
Ese “pre-“ significa simplemente que considero anterior cronológicamente al indoeuropeo peninsular. Este término ya ha sido utilizado por otros, Tovar y Morvan, por ejemplo. El ámbito de lo preindoeuropeo parece haberse extendido y enriquecido con el paleosardo, que Blasco Ferrer ha analizado, y con la interpretación del antiguo Europeo que ofrece Vennemann, aumentando así las evidencias de la antiguedad de la/s lengua/s preindoeuropea/s. Con el término “preindoeuropeo” quiero además eludir tanto el difícil análisis de la relación entre ibérico y Euskera como la pretensión de definir los espacios geográficos en que se desenvolvieron. Parece que Ibérico y Aquitano se desarrollaron sobre un contínuo geográfico cuyas fronteras no son fáciles de fijar.
3- ¿QUÉ QUIERO DECIR CON “EXPLICACIONES” ?
Dice Michelena (1964, p. 133) que “hay bastantes topónimos, no explicados dentro del vasco mismo, que pueden muy bien tener origen indoeuropeo prelatino…” Líneas más abajo añade: “con lo que se abre la posibilidad de que otros nombres en –ama, sin explicación vasca como Berama en Navarra (cf. celtibérico ueramos, uoramos) Beizama, Cegama, contengan el mismo sufijo indoeuropeo –ama, isama”. Pues bien; lo que yo aquí propongo es ofrecer “explicaciones” preindoeuropeas a ciertos topónimos terminados en -ama,dejando, al mismo tiempo, la puerta abierta a otros análisis.
También puede resultar interesante la confesión de Michelena en “De Onomastica Aquitana” p. 223 cuando dice:”nuestras ideas acerca de las creencias religiosas de los aquitanos no son demasiados claras y por ello no sabemos qué elementos significativos podemos encontrar en las denominacines de sus divinidades”. Es decir que, teniendo en cuenta q ue Michelena defendió la continuidad entre el Aquitano y el Vasco, el desconocimiento de nuetra mitología deviene en dificultad para la comprensión de su onomástica.
Dice Silgo Luis (2012) respecto a los textos de Veleia que “sin duda lo que ha podido sorprender más a los investigadores es la inteligibilidad de los textos de Veleia”. Esta inteligibilidad se extiende a algunos topónimos de tipo “preindoeuropeo vascónico” –utilizando el concepto acuñado por Vennemann-, lo cual no niega la existencia de otros muchos que, hoy en día, nos resultan incomprensibles.
Estas explicaciones se hacen sin entrar en las profundidades de la fonética y comparativismo linguísticos ni sacar conclusiones generales, eludiendo toda teorización. Asimismo, tampoco niego la plausibilidad de otras interpretaciones indoeuropeas que los especialistas presentan. Ante interpretaciones indoeuropeas que se presentan como careciendo de otra alternativa, pretendo ofrecer interpretaciones preindoeuropeas plausibles, para que en el futuro sean debatidas tanto las unas como las otras. La Toponimia no es una “ciencia dura” –como hoy se dice, toda vez que ya se ha desechado el concepto de “ciencia exacta”-; sino que admite interpretaciones probables diferentes en un momento histórico. Los topónimos que he
seleccionado apenas presentan cambios fonéticos, muchos se documentan en fuentes clásicas y he buscado los de inteligibilidad más fácil.
Michelena señala también (De Onomastica Aquitana, 2011, p. 216) que: “En los nombres aquitanos hay, como se sabe, una cantidad considerable de elementos indoeuropeos, que en esta ocasión podemos designar fundamentalmente como célticos… Bastará con citar algunos ejemplos claros. En (Mineruae) Belisamae tenemos el suf. -isamo-, -isama de superlativo: galo -isamo- (Marti Rigisamo)…”
En este texto, Michelena considera “claro” el superlativo céltico -isama/-isamoy no dudo de que tendrá razón. Pero no es menos claro que “ama” en vasco significa “madre”. Nos encontramos, pues, ante una homofonía. Un buen ejemplo de tener que dar preferencia a una de dos interpretaciones homófonas, en principio, ambas claras. En la interpretación céltica, suponemos que el superlativo, en principio, debería serlo de un adjetivo. En este caso (Minervae Belisamae), el superlativo podría serlo del adjetivo latino bellus,a,um en dativo. Ahora bien, si debe serlo de un adjetivo céltico <bel>, habrá que explicar el significado del tal supuesto adjetivo céltico; pero eso es lo que Michelena no nos ofrece. Y en los casos de lez-ama, zeg-ama, seg-is-ama, ar-ama, ez-ama, be-iz-ama, elama, itur-ama, txarama, etc. (que aquí estudiamos), ¿dónde están los adjetivos célticos y qué significan? Pues bien; Michelena no ofrece el significado de ninguno de tales supuestos ”adjetivos célticos”, base de los superlativos. Y eso no parece congruente. En contraposición, las bases de esas terminaciones -ama (Diosa Madre preindoeuropea) tienen perfecta comprensión si se los interpreta desde el Euskera (preindoeuropeo) como apelativos y no adjetivos.
4-. Quizás pueda ser interesante recordar lo que Vennemann decía a propósito del estudio de lenguas preindoeuropeas de Europa Central y Occidental: “Soy muy consciente de que la búsqueda de respuestas para estas cuestiones implica adentrarse en un terreno muy resbaladizo, razón por la cual tantos etimólogos y filólogos con sólido conocimiento sobre la materia prefieren permanecer en el terreno del indoeuropeo. Este tipo de reflexiones va siempre asociado a la especulación y muchos de los linguistas, en consecuencia, no quieren hipotecar su fama e incluso, su carrera a causa de ella” (Vennemann, 2009, p.2).
En estos próximos tres post vamos a presentar el trabajo de Mikel Urkola titulado:
¿ MITOLOGIA PREINDOEUROPEA EN TOPONIMIA ?
EXPLICACIONES PREINDOEUROPEAS DE -AMA, ZEGI, OBI, ETC.
En este trabajo de 60 páginas, el investigador donostiarra nos habla de la posible interpretación de diferentes raíces presentes en la toponimia y mitología.
BREVE RESUMEN DEL TRABAJO.
La toponimia es una ciencia interdisciplinar. No se puede responder a la pregunta que encabeza este trabajo sin conocer esa mitología. En los casos concretos de AMA que aquí estudio resulta indispensable el conocimiento de la etnomitología vasca. Ello no es óbice para que en otros casos la importancia de la etnología sea nula. Es indispensable llegar a entender la mentalidad de quienes inventaron la onomástica en AMA. Para emprender ese largo viaje de tres mil, seis mil o más años, necesitamos la ayuda de unos guías que son los antropólogos. He aquí tres textos que resumen nuestro estudio de AMA.
“La histórica y prehistórica Diosa Donante de Vida era la Señora de las montañas, las aguas, los bosques y los animales, era una encarnación de los misteriosos poderes de la Naturaleza. Al ser la protectora de pozos, manantiales y aguas curativas, era una milagrosa otorgante de salud…Como señora de los animales y de toda la naturaleza, se la adoraba al aire libre, en la cima de las montañas”. Gimbutas (1996) p.111.
“Acaso lo más positivo de la mitología vasca es… que proyecta una Diosa Madre, de nombre Mari, que personifica a la Madre Tierra”. Ortiz-Osés (2005) p. 11.
“Euskal eremuan aztertu dugun mitologia sortzaile eta panteista Antzinaroan mundu osoko leku askotan egon zen zabalduta, eta denetan MA fonema ageri da osagai giltzarri modura, Juan Thalamas Labandibarrek lan eder batean azaldu zigun hori… sumatzen zuten Paleolitotik zetozela gero Neolitoan MA, AMA, AMMA, ANA, NA eta beste horrelako erroak izan zirenak”. Mz.Lizarduikoa (2007), ps. 153-154.
Este resumen mitológico subyace a la hipótesis onomástica sobre la AMA vasca. Al mismo tiempo, esta onomástica es una plasmación y confirmación de las mitologías vasca y preindoeuropea. Mitología y onomástica se refuerzan mútuamente. Es también interesante el significado y uso de AMA (madre)en lengua nepalí (indoeuropea), en cuyos hidrónimos ama no es sufijo y significa Diosa-Madre. Asimismo, habrá que replantearse la relación del -ma antiguo europeo y el AMA vasco desde un horizonte mitológico e histórico más amplio. El estudio onomástico de AMA convendría ampliarlo a otra veintena de topónimos e hidrónimos.
Si nuestra hipótesis onomástica resultase acertada, podríamos pasar de un escenario en el que no existían referentes toponímicos de la Diosa-Tierra-Madre (LURRAMA) a otro en el que las referencias a la diosa vasco-preindoeuropea son abundantes y esclarecedoras de algunos hidrónimos antiguo-europeos.
Michelena señala también (De Onomastica Aquitana, 2011, p. 216) que: “En los nombres aquitanos hay, como se sabe, una cantidad considerable de elementos indoeuropeos, que en esta ocasión podemos designar fundamentalmente como célticos… Bastará con citar algunos ejemplos claros. En (Mineruae) Belisamae tenemos el suf. -isamo-, -isama de superlativo: galo -isamo- (Marti Rigisamo)…” En este texto, Michelena considera “claro” el superlativo céltico -isama/-isamoy no dudo de que tendrá razón. Pero no es menos claro que “ama” en vasco significa “madre”. Nos encontramos, pues, ante una homofonía. Un buen ejemplo de tener que dar preferencia a una de dos interpretaciones homófonas, en principio, ambas claras.
En la interpretación céltica, suponemos que el superlativo, en principio, debería serlo de un adjetivo. En este caso (Minervae Belisamae), el superlativo podría serlo del adjetivo latino bellus,a,um en dativo.
Ahora bien, si debe serlo de un adjetivo céltico <bel>, habrá que explicar el significado del tal supuesto adjetivo céltico; pero eso es lo que Michelena no nos ofrece. Y en los casos de lez-ama, zeg-ama, seg-is-ama, ar-ama, ez-ama, be-iz-ama, elama, itur-ama, txarama, etc. (que aquí estudiamos), ¿dónde están los adjetivos célticos y qué significan? Pues bien; Michelena no ofrece el significado de ninguno de tales supuestos ”adjetivos célticos”, base de los superlativos. Y eso no parece congruente. En contraposición, las bases de esas terminaciones -ama (Diosa Madre preindoeuropea) tienen perfecta comprensión si se los interpreta desde el Euskera (preindoeuropeo) como apelativos y no adjetivos.